
Las autoridades mexicanas estudian convertir en centro cultural una casa decorada con murales del pintor en Acapulco
La casa pertenecía a la coleccionista Dolores Olmedo, amiga de Rivera. Sus herederos la pusieron en venta el año pasado pero no ha encontrado comprador.
EFE – México
Las autoridades mexicanas estudian la compra de una casa con vistas al mar en Acapulco, propiedad de los herederos de la fallecida coleccionista Dolores Olmedo, en cuyas paredes su amigo, el pintor Diego Rivera (1886-1957), dejó cinco murales con motivos prehispánicos. «Es una casa en un lugar extraordinario de Acapulco, con unos murales en sí maravillosos, de Diego Rivera, que han sido restaurados por el Centro de Restauración de Bellas Artes hace relativamente poco tiempo», ha dicho el titular de la Secretaría Cultural y Artística del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes «Conaculta«, Fernando Serrano Migallón.
El funcionario considera que el lugar tiene «un valor artístico notable» por los murales y por la actividad artística que desarrolló poco antes de morir el que fuera esposo de la también pintora Frida Kahlo (1907-1954). Serrano considera que es «viable» hacerse con la casa y convertirla en un «centro cultural en el más amplio sentido», con actividades didácticas, conciertos, espectáculos y otro tipo de actividades. «Para poder proceder a hablar seriamente con los dueños del terreno tendrían que coincidir tres voluntades: la del municipio de Acapulco, la del estado de Guerrero, y la del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes», ha explicado.
desde La casa de la playa de Diego Rivera · ELPAÍS.com.
Los murales desconocidos de Diego Rivera
Una mansión ubicada en el balneario mexicano de Acapulco posee seis murales del genial artista mexicano. Tres de ellos están en el interior de la casa y casi nadie los conoce. Ahora, los propietarios venden la propiedad en un precio base de seis millones de dólares.
En la ‘Casa de los vientos’, construida sobre un acantilado en la época de esplendor de Acapulco, «hay (tres) murales dentro que no se conocen, sólo se conocen los que dan a la calle», que han convertido a esta residencia en un ícono cultural e histórico del centro turístico, dijo a la AFP Carlos Phillips, hijo de la fallecida Dolores Olmedo, dueña original del inmueble.
La casa, construida en 1940 por Olmedo, una sofisticada coleccionista de arte mexicana y amiga cercana de los pintores Frida Kahlo y Diego Rivera, guarda entre sus muros la historia de afecto que el artista mantuvo con Dolores. Rivera pintó esos murales en el ocaso de su vida entre 1955 y 1957, año de su muerte.
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