
Paisaje Urbano
Crecen los edificos de viviendas y la oferta comercial, y se nivelarán algunas calzadas para mejorar el acceso.
Por Marina Gambier
De la Redacción de LA NACION
Aquel Palermo Viejo de casas en ochava con zaguanes y patios, de pulperías y cuchilleros que Borges describió en su Evaristo Carriego, y ese barrio manso que en la década del 70 fue refugio de talleres mecánicos y lavaderos de autos, hoy sigue transformándose. A veces para bien, otras no tanto.
Los primeros cambios en el paisaje palermitano se produjeron a comienzos de la década del 90, cuando los vecinos vendieron sus propiedades aprovechando las primeras burbujas inmobiliarias.
Así, esas casonas de estilo fueron mutando en tiendas de ropa, restaurantes y bares que, junto con la feria de artesanías de la plaza Cortázar, lentamente empezaron a convocar multitudes cada fin de semana. Alentados por ese movimiento que se volvió incesante, con el siglo XXI llegaron las torres, las viviendas de arquitecturas más o menos respetuosas, los hoteles boutique, outlets de ropa, salones de fiesta, más ferias de artesanías y vendedores ambulantes de todo tipo, un combo que terminó alterando la paz y la fisonomía del barrio, hasta hacerlo irreconocible.
Entonces llegaron los conflictos. En el SoHo, el año último, los vecinos, cansados del ruido y la usurpación de las veredas, lograron que el gobierno porteño firmara una cuerdo con artesanos y manualistas para reordenar la venta en la vía pública, donde llegó a haber hasta 700 puestos informales. En Palermo Hollywood se instaron los gastronómicos con onda y las tiendas de decoración. Pero algunos vecinos ya están alarmados: corre el rumor de que en el pasaje Convención se levantará un edificio de viviendas.
desde Un barrio viejo pero en constante transformación – lanacion.com.


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