
Una pequeña ermita neoclásica que alberga la pintura monumental más importante del pintor de La Corte de Carlos IV. Un íntimo ábside custodiado por un Cristo de marfil y una imponente lápida dónde leemos: Goya
Para garantizar la conservación de sus pinturas, el edificio fue declarado Monumento Nacional hacia 1900. La guía voluntaria comenta que estos frescos alcanzaron tal trascendencia en su época que la ermita se rebautizó como «la Capilla Sixtina del siglo XVIII«.
Poco después se construyó a su lado una iglesia idéntica con el fin de trasladar las celebraciones religiosas y reservar la original como museo. Esta ermita basa su singularidad en ser el panteón donde descansan los restos mortales del virtuoso pintor desde 1919.
desde ELMUNDO.ES/METROPOLI – La Capilla Sixtina del siglo XVIII.


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