Al mal tiempo, escapismo pop · Reportaje: Diseño


Butaca UP de B&B
Butaca UP de B&B

El desenfado es la receta para plantar cara a otro otoño de crisis

ANATXU ZABALBEASCOA – Madrid

Lleva un año incubándose y ahora, con el otoño, empieza aflorar. Es una característica del pop: no se deja sentir con el despertar de la primavera sino durante los ocasos. Lo suyo no es el terreno fértil sino los restos y el hartazgo. No nace de la abundancia sino de la carencia y, sin embargo, es el estilo que más fácilmente se asocia al exceso y al derroche.

El pop, el estilo popular, gusta a todos porque se da a conocer con dos armas contundentes: la inmediatez y la invasión. A base de colonizarlo todo, rápidamente lo consigue. Y es entonces, cuando ya hemos sucumbido a su presencia y se ha convertido en algo familiar, cuando empieza su decadencia. Llega como una moda y, muere al triunfar, pasado de moda.

El pop aprovecha los momentos de debilidad. Ofrece optimismo y alegría al precio económico de una burbuja, un estampado o una tapicería coloreada. En su lado más subversivo, se trata del fin de las dictaduras: niega lo sobrio, acaba con los minimalismos y con las esclavitudes de la vida en blanco y negro. En su flanco más débil, es el triunfo del momento. También de lo fácil.

En decoración, apostar por el pop es como comprar un ramo de rosas abiertas frente a cuidar un rosal. La siembra y la poda ofrecen belleza, pero exigen trabajo en cada estación. El esplendor de las rosas es también el anuncio de su inminente decadencia

Hartos de rebajar precios, reducir lo anecdótico y apostar por la polivalencia y la sobriedad, algunos fabricantes se han lanzado a apostar por lo efímero, por lo que no está pensado para durar eternamente. Así, inundan de alegría, y de ruido, las propuestas de este otoño con esfuerzos superficiales. Los recursos suelen ser leves, muchas veces epidérmicos, como estampar o envolver clásicos.

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