
CASAS DE AUTOR: EDUARDO ARROYO
- Arroyo cree que la demolición es la solución a los desmanes urbanísticos
- En la Casa Levene (2006) desarrolla el ‘anti-bosque’: una casa entre los pinos
JOSE F. LEAL | MARIO VICIOSA | ITXASO GLEZ.
MADRID.- El bilbaíno Eduardo Arroyo no rema a favor de corriente. Durante el ‘boom’ no se enriqueció, dice, y ahora cree, con justicia e idealismo, que debería crearse un «comité de demolición», formado por sabios ajenos al negocio inmobiliario, para echar abajo todo aquello que, avivado por la avaricia, realmente no sirva para lo que fue construido, ya sea un bloque de viviendas, una biblioteca o un palacio de congresos. Crítico y partidario de limpiar la profesión de burocracia y voluminosos estudios de arquitectura contaminados por el trabajo fácil y puramente lucrativo, Arroyo tiene la impresión de que muchos de esos encontrarán con la crisis su verdadera y justa dimensión.
Pero a Arroyo no se le va la fuerza por la boca. Creó su estudio itinerante, NO.MAD, en Amsterdam en 1989, y se instaló en Madrid en 1996 tras moverlo a París y Bilbao. Ha recibido 44 premios internacionales, entre ellos el Europan -dirigido a jóvenes profesionales- y su trabajo ha sido publicado y exhibido en múltiples idiomas.
Su obra se puede ver por toda la provincia de Vizcaya, desde la Plaza del Desierto o el Estadio Lasesarre en Barakaldo -finalista del Mies van der Rohe 2004- a una guardería en Sondika o edificios de viviendas en Durango.
desde ‘Ha llegado la hora de recuperar la honestidad dentro de la profesión de arquitecto‘ | elmundo.es.
Technal en la Casa Levene, de Eduardo Arroyo


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