Un exquisito palacio porteño, cuna de ricos y «patos» – lanacion.com


Foto: LA NACION   /   Patricia Di Pietro
Foto: LA NACION / Patricia Di Pietro

Confesiones de un taxista

Un exquisito palacio porteño, cuna de ricos y «patos»

Por Carlos Guarella

Especial para lanacion.com

El Palacio de Los Patos tuvo su origen en París, según el comentario que hiciera el señor Manuel Chopitea, hijo de don Alfredo Chopitea, propietario original del monumental edificio. Don Alfredo viajaba de manera habitual a Europa con toda su familia. En uno de esos recorridos quedó fascinado con un edificio que vio en la Ciudad Luz y pergeñó la idea de construir uno igual en Buenos Aires. Entonces, ubicó y contrató al arquitecto francés que lo había construido para lograr su sueño. Se trataba de Henri Azière, que sobre los datos del terreno porteño disponible, confeccionó los planos del nuevo edificio.

Pero Don Alfredo consideró que podían aprovecharse mejor los espacios. Entonces contrató al arquitecto Julio Senillosa y modificó el proyecto original. Alcanzaron así las 144 unidades funcionales, que combinaron el diseño original de Azière, el interés de Chopitea y el valioso aporte de Senillosa.

El origen del nombre Palacio de Los Patos es bastante controversial. No hay datos fehacientes, pero contaré lo que pude obtener basándome en el libro Historia del Palacio de Los Patos, del escritor Jorge Ercasi.

La tradición dice que los primeros inquilinos fueron familias de buena cuna y delgada billetera. La leyenda cuenta que en este edificio encontraron el lugar ideal para disimular sus penurias y aparentar que todo seguía igual. En el lunfardo porteño, la palabra «pato» expresa a la persona carente de dinero. Es que el plumaje del pato, aún estando en el agua, siempre está «seco».

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Claves del Siglo XIX porteño en un renovado Museo Pueyrredón


Cocina.  Se intervino el edificio, además de reveer la colección.  Cortesía Museo Pueyrredón
Cocina. Se intervino el edificio, además de reveer la colección. Cortesía Museo Pueyrredón

Arte

El lugar que sirvió para el desarrollo de Prilidiano Pueyrredón acaba de ser restaurado, informatizado y provisto de un nuevo guión. Así se aprecian las ideas de la época y un algarrobo bajo el que estuvo San Martín.

Por: Federico Romani. Especial para Clarín

Desde el taller construido como mirador al río, la vista del parque y la barranca da un apacible e inspirador estado de ánimo. La casa que lo contiene y perteneciera al Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, Juan Martín de Pueyrredón, fue el lugar ideal para el desarrollo de uno de los artistas más importantes de la Argentina: su hijo Prilidiano (1823-1870).

Tras la restauración que se le hizo recientemente, el Museo Pueyrredón convierte la historia argentina en una sensación a experimentar. Los expertos Roberto Amigo y Patricio López Méndez así se lo propusieron al diseñar un guión y un montaje que sumergen al espectador en una trayectoria estética del siglo XIX, que da cuenta de los cambios en el gusto burgués entre 1810 y 1910. Y lo hace a través de imágenes religiosas, pinturas, miniaturas, mobiliario y documentos en papel, todas piezas de muy distinto origen que han sido cuidadosamente restauradas, organizadas y dispuestas.

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