Estrellas Art Déco (Buenos Aires) Teatro Citi, antes Teatro Ópera


Marquesina del Teatro Citi - Foto: Clarin.com
Marquesina del Teatro Citi - Foto: Clarin.com

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Con un frente escalonado, volúmenes telescópicos y fajas ascendentes, el remate del Teatro Opera ya es un ícono de la Avenida Corrientes.

Por Vivian Urfeig

Teatro Opera, Teatro Citi … Después de una polémica por el nombre del tradicional teatro Art Déco de la calle Corrientes finalmente el edificio proyectado por el arquitecto belga Alberto Bourdon recuperó parte de su denominación original. Para salvar las diferencias los actuales dueños de la sala (Time 4 Fun) aceptaron recuperar el nombre original, aunque le agregaron, como segundo nombre, al banco auspiciante.

El pasado 30 de mayo se instaló la nueva marquesina. El Opera Citi, de clara tendencia estilística Art Déco, fue construido por el encargo del empresario Clemente Lococo con los últimos adelantos técnicos y en tiempo récord: nueve meses. El empresario quería una sala con capacidad para 2.500 personas y óptimas cualidades acústicas. El proyecto de Bourdon, especialista en proyecto y construcción de salas cinematográficas, incluyó una ambientación única en la cubierta, que simulaba un cielo con nubes escurridizas y estrellas titilantes.

En 1998, el Opera sufrió una cirugía mayor. Su estilo Art Déco, donde abundan las figuras geométricas y los escalonamientos, quedó intacto, pero la sala se refuncionalizó por completo.

vía Estrellas Art Déco.

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Teatro Operade Wikipedia

El edificio en sus primeras épocas - Wikipedia
El edificio en sus primeras épocas - Wikipedia

El Teatro Opera está situado en Avenida Corrientes 860 de la ciudad de Buenos Aires, capital argentina, a 200 metros del Obelisco de esa ciudad. Allí actuaron Ava GardnerÉdith Piaf, el Folies Bergère, el Lido de ParísFairuz, entre otros artistas internacionales.

En 2010, por un acuerdo comercial con el Citibank, adoptó el nombre comercial de Teatro Opera Citi, aunque tal medida está puesta en discusión1 por departamentos oficiales por vulnerar normas vigentes sobre preservación del patrimonio «tangible e intangible» de la Ciudad.2

Historia

El origen del teatro se remonta a 1871. En ese año el empresario Antonio Petalardo vislumbró que lo que era aún una calle, estrecha y alejada del centro de la ciudad de Buenos Aires, se animaría con la instalación de teatros. Así nació el Ópera, un teatro dedicado en principio al género lírico que tenía unas instalaciones asombrosas y llegó a tener una usina eléctrica propia, convirtiéndose así en el primer teatro de América Latina con luz generada por dicha energía. Pero el ensanche de Corrientes obligó a la demolición del primitivo edificio en 1935. Entonces el lugar fue adquirido por Clemente Lococo, y el arquitecto belga Alberto Bourdon concibió el actual, de fachada Art Decó sobria y característica (inspirada en el Cine Le Gran Rex de París), con capacidad para 2.500 personas, escenario apto para diversos espectáculos y una pantalla de cine de grandes dimensiones.

El Fígaro recupera su brillo · Teatro


Fachada restaurada del teatro Fígaro Adolfo Marsillach.
Fachada restaurada del teatro Fígaro Adolfo Marsillach.

REPORTAJE: SI LOS EDIFICIOS HABLASEN

Tras décadas de olvido, el teatro luce de nuevo su fachada racionalista

PATRICIA GOSÁLVEZ – Madrid –

Es como jugar a las siete diferencias. Uno se coloca frente a la fachada del teatro Fígaro con dos fotos: una de su inauguración, en los años treinta, y otra de cómo estaba hace una década. En la primera, el Fígaro es un elegante ejemplo de racionalismo. En su fachada, un paño vertical de ladrillo visto juega con las líneas horizontales de tres grandes ventanales. Bajo la marquesina curva unas discretas luces iluminan la calle, y en lo alto hay un precioso cartel con vanguardista tipografía. Al pasar, la gente pensaría que estaba en Berlín o en Nueva York. Era una fachada limpia que miraba a un futuro luminoso.

En la foto de los noventa, el cartel del tejado ha desaparecido. A la fachada le ha crecido otro vertical, y bien feo, como de motel barato. También le ha salido una farola que cuelga sin sentido sobre la marquesina, donde se han sustituido las discretas luces por unos tremendos globos como de aplique de cuarto de baño.

La buena noticia es que el Fígaro actual se parece mucho más al de la foto de los años treinta. «Cuando lo compramos estaba hecho polvo, no entendías la arquitectura original de tantos pegotes como había», dice Antonio del Castillo, uno de los socios propietarios y el arquitecto que se encargó de devolver la dignidad al edificio. La restauración es una de sus aficiones, la otra, investigar la historia de los proyectos que ataca. Con el Fígaro se lo pasó pipa.

De entrada el Fígaro no se iba a llamar Fígaro y no iba a ser un teatro, sino un cine. El Cine Moderno: la primera sala de espectáculos proyectada según los principios del GATEPAC, el Grupo de Artistas y Técnicos Españoles para el Progreso de la Arquitectura Contemporánea. Básicamente: economía formal, asepsia higiénica, alegría en el diseño y democratización de una arquitectura asequible y sana para todos. Se fijaban en las formas funcionales de los barcos y aviones, y un cine era ideal para postular su fe en el futuro y la modernidad. Sin embargo, el dueño, Ildefonso Anabitarte -un pelotari casado con una cantante de zarzuela y propietario también del frontón de enfrente (que está siendo remodelado como hotel)- decidió convertirlo en cine-teatro. En la revista A.C., biblia del GATEPAC, parece que la concesión al pasado no sentó muy bien: «El Fígaro es teatro porque así lo decidió la propiedad cuando estaba avanzada la obra del local que había de llamarse Cine Moderno; es cine porque de cine es su trazado y para ese fin se proyectó, y se llama Fígaro porque lo han bautizado los hermanos Álvarez Quintero». El resultado del cambio fue un escenario enano «sólo apto para comedias y varietés» (según A.C.), que tras sucesivas reformas le ha ido ganando cachitos al patio de butacas.

desde El Fígaro recupera su brillo · ELPAÍS.com.

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