
Sintético o natural, un aire vegetal arropa edificios de todo el mundo
ANATXU ZABALBEASCOA – Madrid
Lo hemos visto en el paisajismo. Ya no se trata de recortar boj para formar escudos ni de sembrar parterres con flores en las que brillen los colores nacionales. El arte topiario quedó muy atrás y un nuevo paisajismo, más reparador que decorador, prolifera en las ciudades. Así, mientras la reconversión de zonas industriales en espacios verdes lleva árboles a los extrarradios urbanos, el centro de las ciudades clama por espacios sombreados, húmedos y verdes.
En Seúl, el arquitecto coreano Minsuk Cho, del estudio Mass Studies, envolvió la tienda de la diseñadora de moda belga Ann Demeulemeester con un manto de musgo. Consiguió así una fachada viva que convierte el edificio en un pequeño generador de oxígeno. Minsuk Cho (1966) es un arquitecto global. Tras formarse en Seúl, estudió en la Universidad de Columbia, en Nueva York, y luego trabajó en Rotterdam para Rem Koolhaas y su estudio OMA (Office of Metropolitan Architecture). Sin embargo, más que en Holanda, fue en el periplo de sus viajes de estudio y trabajo donde Cho aprendió a construir lo inesperado, a saber ver donde más cuesta hacerlo. Así, en este pequeño inmueble ha sabido llevar naturaleza donde ésta no parecía caber ni tener cabida.


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