Así lo ha explicado el presidente del jurado, el catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Valladolid Salvador Andrés Ordax, quien también ha elogiado el proyecto de esta localidad al apostar por una ciudad «más humana y con mejores perspectivas de progreso y desarrollo».
El proyecto de construcción de la Torre Pelli no incluía ningún informe objetivo e independiente sobre su impacto en el paisaje y patrimonio de la ciudad. Así lo señala explícitamente en su página 15 el informe de Icomos (Comité Nacional del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios).
Ante carencia tan evidente, este informe, sin carácter vinculante, pero el único estudio disponible hasta la fecha, presentó sus conclusiones. Recomendaba al Ayuntamiento de Sevilla suspender la licencia de obra, y pedía a la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía que actuara «ante una de las peores agresiones contra el patrimonio histórico español de la época de la democracia». Finalmente, exigía al Ministerio de Cultura que adoptara una posición para proteger los bienes en aprietos (Catedral, Alcázar y Archivo de Indias).
Imagen virtual de cómo quedará el panorama del Guadalquivir desde la Torre del Oro con la polémica Torer Pelli al fondo. - ABC.es
La construcción de un rascacielos en Sevilla reaviva las protestas por agresiones a paisajes urbanos.
BLANCA TORQUEMADA / MADRID
«La nefanda torre corta la maravillosa panorámica». Podrían ser palabras referidas al rascacielos firmado por el arquitecto argentino César Pelli que Cajasol está levantando en la isla de la Cartuja de Sevilla entre protestas de los ciudadanos, pero se trata de una frase de hace casi cuarenta años. Quedó registrada en ABC en abril de 1971 cuando la llamada Torre de Valencia se coló en las mejores postales del estanque del Retiro de Madrid y se hizo hueco a empellones en el paisaje urbano, después de una larga odisea judicial. Ahí quedó eso, 94 metros de altura y 28 plantas. Parece hoy como si siempre hubiera existido, pero no deja de parecer a muchos que quizá nunca debió nacer. El hecho es que, so pretexto de que también París se rebeló contra la torre Eiffel por «rompedora», cualquier promotor de edificios megalómanos de mayor o menor valía arquitectónica termina por construirlos. Por algo llevan siempre implícito un trasfondo de connivencias institucionales e intereses económicos, a veces legítimos y otras espurios.
La perspectiva sorprende al que la mira como si dos Sevillas antagónicas se miraran frente a frente. De un lado, una ciudad hermosa a escala humana: edificios, agujas, cúpulas, torres de iglesias, dominados por la Giralda. Del otro, un gigante de cristal, una torre de 178 metros, que se yergue al borde del río y a 100 metros del barrio de Triana, la torre Cajasol, nueva sede de la entidad bancaria.