
Zuu El monasterio más antiguo de Mongolia se erige sobre las cenizas de la capital del viejo imperio. Como otros templos, lucha por recuperar la tradición budista, aniquilada tras años de dominio ruso
CARMEN PÉREZ-LANZAC
El águila clava los ojos en el viajero. El animal, de dimensiones descomunales, reposa sobre un tronco a las afueras del monasterio de Erdene Zuu a la espera del valiente que se atreva a posar en su brazo esas garras del tamaño de un balón de fútbol. No hay candidatos para retratarse con ella y su dueña mata el tiempo mandando mensajes por el móvil.
Estamos en un valle en el corazón de Mongolia donde el concepto en medio de ninguna parteadquiere todo su significado. Bajo esta hierba verde intenso que ahora pisa el viajero se levantó una vez Karakorum, la primera capital del temido imperio mongol. De ella no queda ni un triste recuerdo, asolada una y otra vez por los enemigos de los crueles mongoles. Bueno, algo sí queda: dos rocas con forma de tortuga que un día delimitaron las fronteras de la ciudad, el centro neurálgico de un imperio creado de la nada por el joven jefe de una tribu nómada. Ghengis Khan (el Príncipe universal) mira ahora al mundo desde la etiqueta del vodka más popular del país. Tiene cara de pocos amigos. No esperábamos menos del hombre que a los 13 años asesinó a su hermanastro por robarle un pescado.
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Erdene Zuu Endeavour – Providing Skills for a Better Life
Compassion in Action Programme of Erdene Zuu Monastery
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