
A medio camino entre Burdeos y Nantes, la enigmática ciudad francesa es uno de esos lugares que, aunque podría convertirse en un gran centro turístico, guarda sus tesoros para aquellos que llegan en peregrinación buscando la huella del viajero Pierre Loti.
Javier Mazorra
Julien Viot, que es como realmente se llamaba el autor de Aziyadé o El Pescador de Islandia, recorrió el mundo durante más de sesenta años y escribió medio centenar de novelas y relatos de viajes. Se le recuerda en Estambul, desde uno de sus miradores más famosos, en China, en la India o en Japón. Pero siempre volvía a su ciudad natal, Rochefort, cargado de obras de arte y maravillas que iba integrando en su casa hasta convertirla en el palacio encantado que se puede visitar hoy en día. Algunas salas han desaparecido, pero aún queda un salón en forma de mezquita, otro que nos lleva al reinado de Luis XI de Francia, otro a Argelia… y así sucesivamente, a todos aquellos rincones del planeta que este excéntrico personaje convertía después en escenario para sus famosas fiestas de disfraces, en las que nunca faltaba alguna cabeza coronada incluida nuestra reina Isabel II, gran amiga del escritor.
Pero Loti no fue el único gran viajero que ha salido de Rochefort, una ciudad en cuadrícula que prácticamente se diseña por completo en el siglo XVII como principal astillero y arsenal de la Armada de Luis XIV. Sólo hay que acercarse hasta el antiguo palacio de Hèbre de Saint-Clement, convertido en Museo de Arte e Historia, para ver algunas de las colecciones de estos exploradores y aventureros.
desde Europa | ocholeguas.com | Rochefort, en busca de Pierre Loti.



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