
Este lugar, de una estética clara y definida, es un fiel representante del estilo clásico europeo, pero implantado en pleno campo argentino.
Los Narcisos comenzó como un establecimiento de cría de caballos de salto, y sus jardines fueron diseñados intuitivamente por su propio dueño. Este espacio se comenzó a gestar en 1992 con el diseño y la realización de las plantaciones, cuando no había nada en el predio de 40 hectáreas.El dueño tenía la idea de que un jardín es un lugar de placer y acercó ese ancestro que late desde los orígenes del paisajismo: reinterpretar el Paraíso perdido.
La intervención hecha en el paisaje se distingue ni bien se abre la tranquera, desde el camino de tierra, y se avanza por la clara avenida de álamos piramidales y de cortaderas. Hay que, simplemente, dejarse sorprender, porque varias veces, como en capas de eventos, se sucederán escenas en un continuo: a los lados, los potreros, los animales y la actividad de la crianza; y al final de la avenida, la llegada a la reja con su pórtico con cabezas de caballos, donde el suelo se convierte en granza gris. Ésta es la entrada del jardín formal, ubicado entre los muros de las construcciones y la reja. Este espacio es como una plaza seca, austera y elegante, y al mismo tiempo un jardín francés, con formas hechas de planos quietos, geométricos de césped y buxus podados en que se acentúan las aristas. Mirando hacia la avenida de entrada hay, ubicados simétricamente a ambos lados de la reja, más buxus que dirigen la mirada del observaor hacia grupos de cipreses piramidales que enmarcan abras hacia los potreros de caballos. Estar allí es participar de un recorrido de sensaciones, perder la idea del tiempo para tratar de adivinar en qué época se vive en Los Narcisos.
El eje de simetría atraviesa la casa principal y vuelve a salir por la galería con columnas, recorre una importante extensión de césped perfecto. En un primer remate, apunta a una estatua de terracota. Y el eje sigue cosiendo sorpresas: atraviesa un corral con cerco de tablas, de forma elíptica, con su eje horizontal ubicado perpendicular al eje de simetría, justo en el medio del parque . Sueltan allí al caballo, corcovea y relincha; es negro, elegantísimo, fuerte y se exhibe, bello. Imposible que la escena pase inadvertida.
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Los Narcisos: Un clásico en la pampa – InterLink Headline News 2.0



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