
Guiados por el arquitecto Marcelo Pedemonte, estudiantes argentinos y estadounidenses ganaron dos premios por el proyecto.
Si aun hoy resulta de ciencia ficción imaginar al Riachuelo convertido en un espejo de aguas transparentes y inoloras, plenamente navegables, con playas y parques como entorno, qué decir entonces del paisaje futurista imaginado para esa área marginal de Buenos Aires por los alumnos de la cátedra Pedemonte/González de Arquitectura 4 de la FADU/UBA. Junto a sus colegas del Advanced Course de la Wooodbury University, de los Estados Unidos, obtuvieron dos galardones en ese país –un segundo premio y una mención honorífica–, en el marco del concurso organizado por la Association of Collegiate Schools of Architecture y la American Institute of Steel Construction, la cámara del acero estadounidense. La propuesta, a la que denominaron edificio F.I.L.T.R.O., se basa en un proyecto de recuperación integral de la cuenca Matanza-Riachuelo.
Su solución formal recuerda en algún modo a los edificios de Zaha Hadid y Laura Spinadel, proyectados para el Campus de la Universidad de Economía y Negocios de Viena (ver ARQ del 3 de marzo de 2009). El F.I.L.T.R.O. fue pensado más bien como un ejercicio pedagógico. Se trata de una estructura con una volumetría prismática horizonta l cuyo acceso en planta baja mira al Riachuelo y permite atravesarlo mediante un puente peatonal. Ubicado sobre la curva natural del Riachuelo y a metros del viejo puente Nicolás Avellaneda, el edificio se completa con un parque costero y recreativo, cubriendo un área de 4.700 metros cuadrados.
Entre los espacios proyectados se destaca un área técnica de 2.000 metros cuadradas, dedicada al tratamiento de aguas e investigación científica.
¿Pero por qué F.I.L.T.R.O.? Marcelo Pedemonte lo explica: “La sigla identifica a una imaginaria Fundación Para la Investigación, Logística y Tratamiento cuya misión sería plantear estrategias para resolver el problema de la contaminación”.




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