Las hijas del asombro ::: Música, Espacio, Arquitectura


ARTHUR SCHOPENHAUER: "La arquitectura es música congelada. - Imagen: Revista Ñ / Clarín
ARTHUR SCHOPENHAUER: "La arquitectura es música congelada. - Imagen: Revista Ñ / Clarín

De Monteverdi a Miles Davis y de allí a los efectos sonoros del cine, la arquitectura tuvo un rol central en la historia de la música. Estudios y discos recientes vuelven a poner esa relación en primerísimo plano.

Por: Juan Carlos Garay

Hace apenas unos meses se llevó a cabo la cuarta versión del Festival Internacional de Música en Cartagena de Indias. Entre tantos festivales dedicados a la música clásica, éste tiene un atractivo especial. La ciudad en que García Márquez ubicó su novela El amor en los tiempos del cólera conserva todavía el sistema de transporte de carrozas tiradas por caballos, los añejos faroles en las fachadas de las casas y, en general, la arquitectura de los siglos diecisiete y dieciocho. Algunas cosas han cambiado, pero no mucho: los primeros conventos de monjas, hoy convertidos en lujosos hoteles, mantienen más que el nombre y la fachada. Cada celda es ahora una lujosa habitación, pero la roca sólida, los dinteles bajos, parecen contener los ecos de los rezos o los suspiros de las novicias.

Los conciertos que se ofrecieron en las capillas de los hoteles nos mostraron algo más allá del refinamiento de los intérpretes. Nos mostraron un sonido característico, una resonancia especial entre esos altos muros de piedra blanca y esas enormes vigas de madera. La capilla del hotel Santa Clara, construida en 1617 para la oración de las monjas Clarisas, dejó resonando durante eternos segundos las enormes vibraciones de Fratres para violín y orquesta de Arvo Pärt. En tanto que la capilla del hotel Santa Teresa, de la misma época pero más pequeña, se prestó para músicas de cámara, más íntimas, como las Escenas infantiles para piano de Robert Schumann. Nunca como en ese momento fue tan evidente la frase que dijera Schopenhauer: «la arquitectura es música congelada«.

Es irónico que sólo a partir de esas experiencias extremas volvamos a reflexionar sobre el espacio como componente de la música. Las dimensiones, los planos, las proporciones con que trabajan los arquitectos son conceptos que también, a su manera, ocupan a los compositores. En el marco de las religiones, por ejemplo, la creación sonora ha estado ligada al espacio en que se interpreta. La psicóloga Susan Elizabeth Hale propone que las cuevas, nuestros primeros habitáculos, nos parecían acogedoras por ser una remembranza del útero.

De ahí brota el impulso humano de construir, de inventar nuevos espacios para magnificar esa sensación. En su libro Sacred space, sacred sound, Hale recrea ese trayecto de la cueva a la capilla y luego a las grandes catedrales, deteniéndose especialmente en el aspecto sonoro. Como su especialidad no es la física, sus definiciones acústicas terminan pareciéndose más a una poesía mística. De la Catedral de Chartres, en Francia, dice: «Es música en sí misma. La catedral puede hacer un eco con el sonido más leve. Incluso los susurros suenan como un aleteo de ángeles en el cielo». Pero algo queda resaltado a lo largo de su libro: cada lugar tiene una reverberación única determinada por las dimensiones, los materiales, la temperatura, la humedad y tantas otras sutiles variables. No hay dos construcciones que suenen igual.

vía Las hijas del asombro.

Demasiado Munch para Oslo · ELPAÍS.com


Simulación del futuro Museo Munch (el edificio inclinado de la izquierda), proyectado por Juan Herreros, enfrente del edificio de la Ópera y el Ballet Nacional de Oslo.-
Simulación del futuro Museo Munch (el edificio inclinado de la izquierda), proyectado por Juan Herreros, enfrente del edificio de la Ópera y el Ballet Nacional de Oslo.-

El proyecto del arquitecto español Juan Herreros para el nuevo museo del autor de ‘El grito‘ suscita una fuerte controversia a causa de sus dimensiones

ISABEL LAFONT – Madrid

Los críticos de arte aullaron en 1893 cuando vieron por primera vez El grito, la obra más famosa de Edvard Munch. Más de un siglo después, también se han alzado voces contra el proyecto del nuevo museo que albergará el legado artístico del pintor noruego. El debate, en esta ocasión, tiene que ver con el impacto urbanístico del edificio proyectado por el arquitecto español Juan Herreros que, en 2013 según los plazos previstos, se alzará en el barrio de Bjorvika, en la bahía de Oslo. Es parte de un gran plan de remodelación que pretende abrir la capital noruega al mar.

El director general de Patrimonio Nacional en Noruega, Jorn Holme, ha sido el último en expresar sus reservas sobre el proyecto, que el pasado mes de abril se adjudicó Herreros tras ganar un concurso internacional al que también se presentaron superestrellas como Zaha Hadid o Tadao Ando. El plan, llamado Lambda, abarca, además del Museo Munch, una playa, un barrio residencial y una biblioteca.

Según declaraciones de Holme, sus objeciones se refieren a la totalidad del proyecto urbanístico de la capital noruega, que afecta a la zona en la que Oslo fue fundada en la Edad Media y que contiene un importante patrimonio cultural. «La intención del director general nunca ha sido suscitar o participar en un debate arquitectónico», puntualiza Margrethe Tviberg, directora general en funciones de Patrimonio Nacional. «Jorn Holme no tiene nada que decir respecto a Lambda, el proyecto para el Museo Munch, o la arquitectura del reconocido Juan Herreros como tal. Patrimonio Nacional ha expresado su objeción al emplazamiento del edificio, no al edificio en sí mismo». Tviberg insiste en que esa preocupación se encuadra en la discusión sobre la remodelación urbanística de la capital noruega que tiene como interlocutor al Ayuntamiento de Oslo -que es quien lo ha promovido- y que «no se trata de un debate sobre el nuevo Museo Munch específicamente».

desde Demasiado Munch para Oslo · ELPAÍS.com.

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Un arquitecto español para la nueva Oslo · Juan Herreros

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