El Guadalquivir a su paso por Córdoba. Foto: Wikipedia
Las viejas dinastías dejaron por toda al-Andalus su sello cultural. Una ruta redescubre aquellas dos culturas religiosas, a caballo entre los reinos taifas y el periodo nazarí. Es un itinerario que une Cádiz y Granada por los paisajes y pueblos más bellos de Andalucía.
Texto | Fotos: Manuel Mateo Pérez
Algeciras y Tarifa, Castellar y Jimena, Cádiz y Jerez de la Frontera, Ronda y Málaga, Antequera y Granada. Y por mitad de todas ellas un reguero de pueblos y ciudades pequeñas que conforman una de las rutas turísticas más extensas y bellas de cuantas cicatrizan Andalucía. Es la Ruta de los almorávides y los almohades, un fascinante itinerario cultural vertebrado por la historia, puesto en marcha por el legado andalusí, una de las instituciones culturales más inquietas y sólidas del sur peninsular.
La historia comienza así. Camino de la última frontera, las huestes cristianas debieron avanzar allá por 1480 con el corazón encogido por la zozobra y la impaciencia. Apenas quedaban doce años para alcanzar la capital del último reino musulmán que a duras penas sobrevivía en la Península. La monarquía nazarí aguardaba resignada el momento de la claudicación y el exilio.
Tiempo atrás, el Reino de Granada había heredado la grandeza que dos soberanas dinastías amasaron en al-Andalus. Curtidos en la aspereza de la tierra bereber, los almorávides primero y los almohades después hallaron al sur de la Bética los prados, el agua, la luz y el ánimo donde hacer realidad sus más excelsos sueños. Buscaron al este los antiguos puertos del Mediterráneo andalusí y subieron luego hasta el valle del Ebro para dejar constancia de su empuje militar.
Gracias a todos los visitantes por su apoyo, casi dos mil visitas diarias son aliciente para continuar (pese a que el entorno «real» persista en ser duro y cada día más empobrecido)
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Hace 15 años que Kazuyo Sejima (Ibaraki, 1956) y Ryue Nishizawa (Tokio, 1966) fundaron SANAA (Sejima and Nishizawa and Associates ). Sejima, con sus casas carentes de jerarquías y sus edificios forzados hasta la máxima ligereza, era entonces la gran promesa de la arquitectura mundial. Nishizawa era autor de una obra corta pero exquisita, un proyectista brillante que solicitó trabajar con ella.
Cuando los encargos crecieron, Sejima no dudó en hacerlo socio para afrontar juntos el Teatro de Almere, en Holanda. Desde entonces firman a dúo los grandes proyectos que los han llevado a trabajar por todo el planeta. Y reservan una parcela privada para firmar trabajos individuales.
La nueva sede del museo de Louvre, situada en la localidad francesa de Lens, está llamada a ser uno de los buques insignia de Sejima y Nishizawa. El complejo se halla en medio de un espacio de 240.000 metros cuadrados (que antes fue una mina). Su estructura consta de una serie de capas ligeras colocadas en diferentes volúmenes, de cristal y acero inoxidable, que harán que tanto la colección, de diferentes movimientos artísticos, interactúe de forma natural, con los asistentes, que además también se verán involucrados con la naturaleza del lugar.-
Kazuyo Sejima y Ryue Nishizawa (SANAA) han sido los ganadores del Premio Pritzker de arquitectura de este año, distinción que se otorga anualmente a un arquitecto vivo cuyos trabajos realizados demuestren una combinación de talento, visión y compromiso, y que haya contribuido de forma significativa a la humanidad y al medio ambiente mediante la práctica de la arquitectura.
Según el jurado, Kazuyo Sejima y Ryue Nishizawa son los receptores de este prestigioso galardón “Por su arquitectura que es delicada y poderosa de forma simultánea, precisa y fluida, ingeniosa pero no demasiado inteligente (o abiertamente inteligente); por la creación de edificios que interactúan de manera satisfactoria con su contexto y las actividades que recogen, creando una sensación de gran riqueza experimental; por un lenguaje arquitectónico muy singular que brota de un proceso de colaboración; por el gran numero de edificios construidos y la promesa de los nuevos”.
Los japoneses Kazuyo Sejima y Ryue Nishizawa fueron los galardonados del premio Pritzker 2010; los arquitectos cuentan con proyectos en Taiwán, Estados Unidos, Reino Unido y su país natal.
Kazuyo Sejima and Ryue Nishizawa, partners in the Japanese architectural firm Sanaa, have won the 2010 Pritzker Architecture Prize, the profession’s highest honor.
March 28 (Bloomberg) — Big square windows appear to have landed at random on the walls of the Zollverein School of Management and Design in Essen, Germany, as if dropped there by a passing breeze. It’s the work of Japanese architects Kazuyo Sejima and Ryue Nishizawa, who today won their profession’s most prestigious award.
The pair was given the Pritzker Prize by the Hyatt Foundation in Chicago. They will share the $100,000 prize, given annually since 1979 for “significant contributions to humanity and the built environment through the art of architecture.” Sejima and Nishizawa will be presented the award in a May 17 ceremony on Ellis Island in New York Harbor.
Sejima, born in 1956, and Nishizawa, born in 1966, are principals of the Tokyo-based architecture firm SANAA. In their work for museums, universities and companies such as Christian Dior SA and Novartis AG, their highly formal design process has produced buildings of compelling authority. In others, especially New York’s New Museum of Contemporary Art, the result has been a parched minimalism.
Se trata de la más alta distinción en el mundo de la arquitectura y el jurado ha destacado su exploración del espacio, la transparencia, las luces y los nuevos materiales
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