El espectador descubrirá a un Palladio inédito más allá de la interpretación de sus planos y sus tratados de arquitectura; un Palladio emocionante, inventor de soluciones imaginativas en sus construcciones, y un Palladio absolutamente moderno, que cambió la ciudad de Vicenza y la campiña del Véneto, y dejó iglesias ejemplares en Venecia.
La Obra Social la Caixa inaugura mañana en el Caixaforum de Madrid la muestra «Palladio, el arquitecto (1508-1580)» que repasa la trayectoria profesional y vital del arquitecto renacentista Andrea Palladio, considerado el «arquitecto de arquitectos» y «la biblia de la nueva arquitectura».
La exposición, enmarcada en la conmemoración del quinto centenario de su nacimiento, reúne más de 190 obras, incluidas maquetas de gran formato, dibujos, libros y manuscritos. Acompañan el recorrido, cuadros de Canaletto, Veronés, Tiziano, Bassano o el Greco y la contribución de arquitectos contemporáneos.
Comisariada por Guido Beltramini, director del Centro Internazionale di Studi di Architettura Andrea Palladio (CISAAP) de Vicenza; Howard Burns, presidente del Consejo científico del CISAAP; y MaryAnne Stevens, directora de Asuntos Académicos de la Royal Academy of Arts, la muestra repasa la trayectoria de Palladio desde su época adolescente como cantero en Padua hasta los tiempos de intelectual y arquitecto favorito de los adinerados aristócratas de Venecia y Vicenza.
Según explicó hoy el comisario Howard Burns, esta exposición explica la figura de Palladio de forma «clara y expresiva» y la «enorme influencia» que tuvo en los arquitectos posteriores. Burns también citó al rey Felipe II, quien tuvo en sus manos el tratado de Palladio y describió al arquitecto renacentista como «la biblia de la nueva arquitectura».
La exposición ‘Miguel Ángel, arquitecto en Roma‘ reivindica con más de 30 documentos autógrafos la figura del genio renacentista florentino como arquitecto, además de sus facetas, quizá más conocidas, de pintor y escultor.
La muestra, que se inauguró el pasado 5 de octubre y continuará hasta febrero de 2010, se encuentra en un lugar privilegiado, la Pinacoteca Capitolina, en la plaza del Capitolio, que fue reformada por el propio Miguel Ángel entre 1536 y 1539.
Avergonzado por el estado ruinoso de la colina Capitolina durante una visita a Roma del emperador español Carlos I, el papa Pablo III ordenó a Miguel Ángel realizar una plaza a la altura de la capital papal.
El artista diseñó tres palacios que enmarcarían la estatua ecuestre del emperador Marco Aurelio, en lo alto de una rampa orientada hacia San Pedro del Vaticano, y concibió un pavimento oval de intrincadas formas que, sin embargo, no se llevó a cabo hasta 1940.
En uno de esos palacios, el de los Conservadores, se exhiben ahora 105 piezas, entre maquetas, dibujos, grabados y manuscritos del propio Miguel Ángel Buonarroti.
En total, se pueden ver más de 30 documentos autógrafos del genio renacentista, así como dos retratos: un óleo atribuido a Marcello Venusti y un busto de mármol de su discípulo Daniele da Volterra.
Hasta febrero de 2010, la exposición en uno de sus edificios, la Pinacoteca Capitolina, repasa las principales obras que Miguel Angel proyectó en Roma, como la plaza del Capitolio, la Capilla Sixtina y la gigantesca cúpula de San Pedro del Vaticano
Santiago de Compostela es una ciudad pequeña que invita al visitante a perderse por sus calles. De sus 100.000 habitantes cerca de un cuarto son estudiantes universitariosy dotan a la ciudad de una sobrada vitalidad con una destacada actividad nocturna así como una amplia oferta cultural.
Conserva las huellas del arte románico, gótico, barroco, renacentista y neoclásico. Impresiona la belleza de un casco antiguo que cubre la mayor parte de la ciudad. Cuatro plazas son las que dividen el conjunto histórico: Platerías, Quintana, Azabachería y Obradoiro. Sin duda, esta última, es el epicentro de la ciudad y también el final del camino para los peregrinos. Lugar donde se encuentra la fachada de la Catedral, este templo guarda el emblema que ha hecho tan famosa a la ciudad, se trata de las cenizas del Apóstol Santiago. Descubrimiento que la convirtió desde el siglo IX en uno de los santuarios más importantes de toda la cristiandad. En la plaza de Obradoiro se encuentran además, el claustro, el palacio Arzobispal, el hospital de los Reyes Católicos y el palacio de Raxoi. Buscando unos ojos que miren al conjunto de la ciudad, el monte del Pedrosoes el lugar idóneo para quedar embelesado por las vistas que ofrece, el atardecer ilumina al templo con una luz muy particular, dejando unas estampas de una belleza singular.
Nota personal: si bien Santiago de Compostela es el final del camino oficial, lo es para quienes solo siguen el turismo. Aquellos que persiguen la tradición, que recorren la auténtica Vía Estelar, culminan su marcha en el Finisterre, alli donde terminaba el mundo greco-romano, divisando las columnas de Hércules de los antiguos y luego nada más que vastas aguas… la tradición también marca que una vez allí deben quemarse las ropas con las que se hizo el recorrido, en una mezcla de ofrenda y acto ritual de purificación (cuentan aquellos que lo han hecho que no pueden describirlo con palabras, pero lo primero que les viene a la mente es «liberación»). La industria turística ha degradado la llegada al Finisterrae a simple actividad de senderismo, pero es, en esencia, el auténtico final del Camino, aquel punto en el cual ya no pueda avanzarse más, quedando al frente la inmensidad del mar océano …
Muchos edificios del régimen de Mussolini, desde monolitos a barrios enteros, siguen en pie en la Ciudad Eterna
Roma convive con un importante legado arquitectónico fascista y con numerosas referencias al Duce, Benito Mussolini 1883-1945, sin polémica alguna y sin mirar a otros países que intentan borrar su pasado más inmediato si se ha visto salpicado por la presencia de dictadores. Los romanos están habituados a la presencia del Duce 63 años después de su muerte y de la caída del fascismo, en zonas residenciales enteras como el barrio periférico EUR, en las casas populares del barrio de la Garbatella o en simples referencias en monumentos diseminados por la Ciudad Eterna.
Entre la Roma Imperial y la Renacentista, los mayores atractivos turísticos de la capital, se dedica un importante espacio a la llamada arquitectura fascista, donde el culto a la antigua Roma se aúna bien con la megalomanía del dictador. Además de obras como la estación ferroviaria de Termini, o el palacio de la Farnesina, que fue sede del Partido Fascista y ahora acoge al Ministerio de Exteriores, la máxima expresión del legado fascista en la capital es el barrio del EUR (en el sur), construido para albergar la Exposición Universal de Roma en 1942, que finalmente no se pudo realizar al estallar la II Guerra Mundial.
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