Fotomontaje de una boca en la Plaza Martin Santos, de donde partirá un ramal para conectar con la línea del Metro. diariovasco.com
Rogers, Mayne, Baldeweg, Snohetta y Kogan propondrán diseños para las bocas de acceso. El Gobierno Vasco y el Colegio Vasco de Arquitectos acuerdan en un convenio cómo desarrollar el concurso.
AINGERU MUNGUÍA | SAN SEBASTIÁN.
El Metro de Bilbao tiene la firma de Norman Foster y el de Donostialdea no se le quedará atrás. Cinco estrellas de la arquitectura mundial participan en el concurso para diseñar las bocas de acceso del futuro suburbano. Richard Rogers y Thom Mayne son premios Pritzker -el Nobel de la arquitectura-, Juan Navarro Baldeweg es Medalla de Oro de la Arquitectura Española, el equipo noruego Snohetta recibió el Premio Mies Van der Rohe por su diseño de la Ópera de Oslo, y Marcio Kogan está considerado continuador de grandes arquitectos brasileños como Niemeyer.
El Departamento de Transportes del Gobierno Vasco y el Colegio Oficial de Arquitectos Vasco Navarro (COAVN) han llegado a un acuerdo sobre cómo desarrollar el concurso para elegir el diseño de las bocas de acceso al futuroMetro de Donostialdea. En la primera fase será un concurso de ideas abierto en el que se seleccionarán cinco propuestas que pasarán a la fase final donde competirán con las de otros cinco equipos de reconocido prestigio a nivel internacional a los que se ha invitado a participar. Las bases del concurso se publicaron el 28 de diciembre pasado en el Diario Oficial de las Comunidades Europeas. Antes del próximo verano se conocerá el ganador del concurso que diseñará las bocas de acceso al Metro.
Nacido en Florencia en 1933, es un reputado arquitecto británico.
Premios: Pritzker 2007.
Obra: George Pompidou (París), aeropuetros de Madrid, Zurich y Shanghai, Millennium Dome de Londres, Courts of Law de Amberes, y reforma urbanística de Valladolid.
Obra: ASE Centro de Diseño (Taipei), Sun Tower (Seúl), Hypo Bank (Klangenfurt, Austria), Sillent Collisions (Rotterdam), Cooper Union (Nueva York), y Centro Cahill de Astronomía y Astrofísica del Instituto de Tecnología de California.
Premios: Medalla de Oro de la Arquitectura Española 2008.
Obra: Remodelación urbana de Turín, Centro de Espectáculos en Blois (Francia), Centro de Congresos de Salzburgo, Museo Salvador Allende (Santiago de Chile), y Juzgados de Mahón.
Obra: Casa Paraty (Río de Janeiro), Casa Bahia (Salvador de Bahía), Casa Osler (Brasilia), Casa Mirindaba (Sao Paulo), Guardería Primera Edad (Sao Paulo), Casa Gama Issa (Sao Paulo), Casa Br (La Campiña de Río de Janeiro).
El Gobierno Vasco presentó ayer los siete bocetos preseleccionados de un total de 117 para los accesos del metro de Donostialdea. Competirán con las propuestas de los cinco arquitectos internacionales invitados al concurso
Pese a la poca producción, en Europa y Asia, Zaha Hadid, Jean Nouvel y Toyo Ito tienen motivos para festejar. Frank Gehry, Thom Mayne y Steven Holl están llamados a renovar el panorama arquitectónico de los EE.UU.
por Nicolai Ouroussoff. Crítico de arquitectura y periodista
Quizá el futuro sea sombrío pero al menos algunos arquitectos pueden recordar el año con sensación de triunfo. Tras más de una década de demoras en el diseño y la construcción, Zaha Hadid terminó su museo de arte contemporáneo Maxxi en Roma, uno de los proyectos más ambiciosos de la ciudad desde 1960, cuando Pier Luigi Nervi completó su Palazzetto dello Sport.
Las sinuosas formas de hormigón del museo, que parecen extraer energía de las calles circundantes, juegan a las escondidas con el barrio. Emplazado a mitad de cuadra entre hileras de edificios indefinidos, el Maxxi apuesta a la seducción lenta.
Jean Nouvel terminó la Sala de Conciertos de Copenhague, una reluciente caja azul adornada con imágenes fragmentadas de músicos que flotan como en un sueño. La cualidad etérea de su piel, hecha de una tela de alta resistencia, crea un inquietante contraste con la solidez de la sala que parece tallada en un enorme bloque de madera dura.
Y Toyo Ito, un arquitecto cuyo trabajo ha sido injustamente relegado fuera de su Japón natal, recibió un reconocimiento por el nuevo estadio de Kaohsiung, Taiwán, construido para los Juegos Mundiales. Su forma serpenteante, que se despliega sobre un parque urbano hasta ahora olvidado para enmarcar uno de los lados de una vibrante plaza pública, crea una reconfortante sensación de recogimiento al tiempo que ofrece vistas lejanas de la ciudad.
Parece mentira, finalizó la primera década del nuevo siglo. La empezamos cuando se cocinaba la crisis 2001-2002 y la terminamos tratando de salir no muy heridos de otra crisis, la internacional. A pesar del sacudón, el último año trajo para el crítico del The New York Times, Nicolai Ouroussoff algunas obras para recordar: el Museo de Arte Contemporáneo Maxxi, de Zaha Hadid en Roma; la Sala de Conciertos de Jean Nouvel en Copenhague; el nuevo estadio de Kaohsiung, de Toyo Ito en Taiwán; y en Nueva York, la High Line, el edificio académico para la Cooper Union de Morphosis y la Beekman Tower de Frank Gehry, aún en construcción. Según parece para los registros de Ouroussoff, debajo del trópico de Cáncer, no pasó nada.
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