
Dos edificios de Frank Gehry, el Pritzker Pavillion y el Walt Disney Concert Hall, reflejan los valores que intentó imponer la arquitectura de la última década. Porqué sólo el primero tuvo éxito.
El momento de dinamismo de la arquitectura estadounidense – la explosión de museos de arte, salas de concierto y centros de artes escénicas que transformaron las ciudades del país en estos últimos diez años – se acaba oficialmente. Ya no hay más dinero y quien sabe cuándo habrá otra vez un auge semejante.
Y mientras el polvo se acumula en el último de estos proyectos, lo que empieza a surgir es una imagen más compleja de los valores culturales de los Estados Unidos en el inicio de un nuevo siglo. El fragor formal oculta una lucha más profunda de las ciudades y los arquitectos por crear un espacio público accesible en una época de encogimiento de la renta del gobierno y de privatización.
desde El final de una época.
El canto del cisne
por Miguel Jurado. Editor de ARQ
mjurado@clarin.com
Existe la vieja idea de que los cisnes cantan, por única vez en su vida, minutos antes de morir. «El canto del cisne» se ha convertido en sinónimo de la última acción dramática y noble de un artista. Nicolai Ouroussoff, crítico de The New York Times, describe el momento actual como el final de una época. Que podríamos explicar como el canto del cisne de la arquitectura espectacular que caracterizó a la globalización. Las expresivas y rutilantes obras de Zaha Hadid, Frank Gehry, Daniel Libeskind o Massimiliano Fuksas fueron, varias veces, tildadas de vanidosas, egoístas, superficiales y efectistas, además de ser culpadas por un enorme derroche de recursos financieros y energéticos. Pero, para el neoyorquino, esos edificios ya forman parte de una época que acaba de sucumbir por la crisis económica.
Jay Pritzker Pavilion
Frank Gehry, winner of the National Medal of Art, applied his signature style to this revolutionary outdoor concert venue. The Pavilion stands 120-feet high, with a billowing headdress of brushed stainless steel ribbons that frame the stage opening and connect to an overhead trellis of crisscrossing steel pipes. The trellis supports the sound system, which spans the 4,000 fixed seats and the Great Lawn, which accommodates an additional 7,000 people.
FRANK GEHRY: WALT DISNEY CONCERT HALL en Mi Moleskine Arquitectónico
Debe estar conectado para enviar un comentario.