Un profesor de la UBA convocó a un grupo de ex alumnos para un trabajo de investigación: reproducir de manera virtual el centro de detención, tortura y exterminio tal cual era a finales de 1977. El simulacro, que tiene encima más de un año de trabajo, será usado para apoyar los testimonios de los ex detenidos en el juicio a los represores de la ESMA que se está llevando a cabo.
«Yo me paraba acá. Y desde esta puerta veía el pasillo, y al fondo las salitas de tortura». El que habla es Alfredo Ayala, un ex detenido de la Escuela de Mecánica de la Armada que ahora volvió al sótano de sus peores tormentos para recordar cómo era ése lugar durante la última dictadura militar. Lo escuchan una joven estudiante de la UBA, que toma nota sin perder detalles, y Martín Malamud, el titular de la cátedra de Animación por Computadora en la carrera de Imagen y Sonido, el profesor que decidió encarar junto sus alumnos el proyecto para reconstruir la ESMA en 3D. Empezaron hace más de un año y ahora encaran las últimas correcciones de esta maqueta que reproduce los espacios principales del centro de detención, tortura y exterminio, tal cual estaba a finales de 1977.
Malamud cuenta que venía madurando la idea desde mucho antes. Su amigo Rodolfo Rapetti, de la secretaría de Derechos Humanos, le había mostrado los avances de una iniciativa para armar una maqueta en 3D del centro de detención El Olimpo. «Era un tema que conocía, y había escuchado muchísimos testimonios de gente que estuvo allí, pero verlo en 3D, aunque fuera muy básico, me impresionó», recuerda Malamud. Ambos coincidieron en que era algo que había que hacer, otra manera de documentar la tragedia de los centros de detención y exterminio. Pero sabían que el proyecto insumiría mucho trabajo, demasiado tiempo y recursos que no tenían. La idea quedó allí. Hasta que a finales de 2008 Malamud envió un e-mail a sus alumnos. Y la respuesta fue inmediata.
BUENOS AIRES.- En el corazón de Buenos Aires, en terrenos codiciados por los especuladores inmobiliarios, más de 30.000 personas hacinadas en la Villa 31 respiran aliviadas por la aprobación de una ley para convertir este asentamiento en un barrio tras décadas de lucha por salir de la marginalidad.
A espaldas de La Recoleta, una de las zonas más caras de Buenos Aires, entre el ferrocarril y el puerto y bajo una de las principales autopistas de la ciudad, se levantan miles de chabolas, muchas de ellas en peligro de derrumbe.
La Villa 31 nació en los años 40 como resultado del proceso de industrialización y a punto estuvo de desaparecer durante la última dictadura militar (1976-1983), pero las sucesivas crisis económicas y la creciente emigración la convirtieron en uno de los mayores asentamientos marginales de la ciudad.
Durante todos estos años, los vecinos de «La 31» han vivido con el miedo a la excavadora. El triunfo del conservador Mauricio Macri como alcalde de la ciudad en 2007 disparó la alarma porque su programa electoral incluía la desaparición de la villa, asentada en terrenos del Gobierno nacional.
Sin embargo, la presión de los vecinos y el trabajo de un grupo de arquitectos de la Universidad de Buenos Aires se ha traducido en la aprobación de una ley que salvará a «La 31» de la destrucción de la mano de un proyecto inspirado en la iniciativa favela-barrio de Río de Janeiro.
«El modelo toma como ejemplo muchos programas, como el favela – barrio en Brasil y el de Medellín (Colombia), donde no se trabaja con el concepto de vivienda sino con el de ciudad», explica Javier Fernández Castro, arquitecto e interventor de la Villa 31.
La ley, añade, constituye «un antecedente muy importante» y ofrece una respuesta a «la larga lucha de los vecinos del barrio por reconocer la posibilidad de urbanización».
Dueño de un talento que le valió premios y distinciones, Testa sigue tan vital como al comienzo de su carrera. En 2008 hizo muestras y tiene varios proyectos en marcha.
Clorindo Testa nació en Nápoles (Italia) el 10 diciembre de 1923, y viajó a Buenos Aires con sus padres cuando tenía apenas 5 meses. En 1941, a poco de ingresar a la Facultad de Arquitectura en la Universidad de Buenos Aires, estudió Ingeniería Electromecánica con la intención de ir a la Escuela de Ingeniería Naval, en la Universidad de La Plata. Finalmente se recibió como arquitecto en la Universidad de Buenos Aires en 1948, y en 1949 obtuvo una beca de la UBA para realizar un viaje de estudios a Europa.
Hoy, a los 85 años, muchos lo consideran un arquitecto argentino y el más importante del siglo XX no sólo por sus obras, sino porque reúne al pintor y arquitecto en una misma person
El nuevo Instituto de Fisiología, Biología Molecular y Neurociencias de la UBA incluirá laboratorios, oficinas y un espacio sociocultural con vista al río. Las constantes de los trabajos premiados en el concurso: ventilación natural, grandes espacios integrados y conexión con el verde. La apuesta sustentable.
Es titular de cátedra en la FADU-UBA y uno de los autores del proyecto más emblemático del momento, el Centro CulturalBicentenario; aquí opina sobre los grandes tabúes de la profesión (de arquitecto)
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