There are thousands of abandoned big box stores sitting empty all over America, including hundreds of former Walmartstores. With each store taking up enough space for 2.5 football fields, Walmart’s use of more than 698 million square feet of land in the U.S. is one of its biggest environmental impacts.
But at least one of those buildings has been transformed into something arguably much more useful: the nation’s largest library.
MSR stripped out the old ceiling and walls of the building, gave the perimeter walls and bare warehouse ceiling a coat of white paint, and set to work adding glass-enclosed spaces, bright architectural details and row after row of books.
El hallazgo es consecuencia de las investigaciones de científicos de EE UU.
Utilizaron un método conocido como «ocultamiento plasmónico» para lograr ocultar un cilindro de 18 centímetros.
Los investigadores destacan que su descubrimiento prueba que los objetos pueden ser envueltos en su ambiente natural y desaparecer a ojos del observador.
Objetos 3D invisibles Imagen correspondiente a la investigación de los científicos de la Universidad de Austin (Texas, EE UU) CNET / 20minutos
Científicos estadounidenses han logrado, por primera vez, crear un material que permite envolver un objeto tridimensional y hacerlo invisible desde cualquier ángulo, acercando así a la realidad un objeto tantas veces retratado en el cine y en el género de la ciencia ficción.
Los autores de la investigación publicada en el New Journal of Physics señalan que aunque ya se ha logrado ocultar objetos en dos dimensiones, su estudio muestra cómo los objetos ordinarios pueden ser envueltos en su ambiente natural y desaparecer a ojos del observador en todas las direcciones y desde todas las posiciones.
Los investigadores utilizaron un método conocido como«ocultamiento plasmónico»con el que lograron ocultar un cilindro de 18 centímetros dentro del espectro electromagnético de las microondas.
Algunos de los avances más recientes en el campo del camuflaje mediante ocultamiento se han centrado en el uso de metamateriales basados en la transformación.
Estos materiales artificiales no son homogéneos y tienen la capacidad de curvar la luz alrededor de los objetos, pero este nuevo trabajo de investigación utiliza un tipo diferente de material artificial denominado metamaterial plasmónico.
Los expertos explican que cuando la luz golpea un objeto rebota en su superficie hacia otra dirección, como cuando se lanza una pelota de tenis contra una pared.
La razón por la que vemos los objetos se debe a que los rayos de luz rebotan en los materiales a nuestros ojos y nuestros ojos son capaces de procesar la información. Debido a sus propiedades únicas, los metamateriales plasmónicos tienen el efecto de dispersión frente a materiales de uso cotidiano.
«Cuando los campos dispersos de la capa y el objeto interfieren, se anulan el uno al otro y el efecto general es la transparencia y la invisibilidad en todos los ángulos de observación», explica el profesor Andrea Alu, científico del Departamento de Ingeniería Eléctrica e Informática de la Universidad de Austin (Texas, EEUU).
Un grupo de investigadores de la Universidad de Texas ha conseguido, por primera vez, volver invisible un objeto tridimensional al aire libre.
Y aunque el experimento no se ha realizado en el rango de la luz visible, sino en el de las microondas, se trata de un paso enorme para conseguir que la famosa «capa de invisibilidad» de Harry Potter se convierta, por fin, en algo real.
A diferencia de otros experimentos, que hasta ahora se habían limitado a hacer «desaparecer» objetos bidimensionales, este estudio, que se publica hoy en New Journal of Physics, demuestra por vez primera que es posible conseguir que un objeto cualquiera se vuelva invisible sin necesidad de someterlo a condiciones de laboratorio.
Además, la invisibilidad «funciona» desde cualquier dirección, es decir, sin importar la posición en la que se encuentre el observador.
El refugio para indigentes se encuentra en el distrito financiero de Dallas, Texas. (Foto: Cortesía Cooper Smith Koch)
Un proyecto tejano se vale de la arquitectura para mejorar la calidad de vida de gente sin hogar. el diseño se encuentra entre los finalistas para ganar el premio estadounidense RBA 2011.
CIUDAD DE MÉXICO — The Bridge, un centro de asistencia para gente sin hogar, quedó entre los finalistas de la Bienal estadounidense de arquitectura Rudy Bruner Award for Urban Excellence (RBA) 2011.De acuerdo con el jurado del premio, el edificio «demuestra que las ciudades pueden restaurar la dignidad y el poder de los menos privilegiados a través de la arquitectura y la construcción de nuevas relaciones entre la comunidad».
La estructura, de casi 7,000 m2 se encuentra en el distrito financiero de Dallas, Texas. Sus instalaciones se distribuyen a lo largo de cinco edificios de tres pisos, y cuentan con un patio central, un pabellón al aire libre y un comedor. Esto les permite ofrecer hogar, comida y servicios de emergencia y ambulatorios a más de 6,000 personas indigentes.
Además, por sus características sustentables como azoteas verdes, equipo para reciclar el agua y aprovechamiento de la iluminación natural, el proyecto cuenta con la certificación de Liderazgo en Energía y Diseño Medioambiental (LEED) Plata, que otorga el US Green Building Council.
El diseño del edificio estuvo a cargo de la firma Overland Patners y Camargo Copeland en 2008 y desde entonces ha recibido diferentes reconocimientos como el Livability Award, de la conferencia de alcaldes de Estados Unidos, por «mejorar la calidad de vida de las zonas urbanas»; y el de la fundación sudafricana Tshwane Leadership, por crear «un nuevo lenguaje visual para los indigentes».
En 2011, The Bridge recibirá 10,000 dólares y será considerado, junto con otros cuatro finalistas, para obtener la medalla de oro del RBA, galardón acompañado de 50,000 dólares. El resultado se dará a conocer en mayo próximo, luego de que el comité del premio evalúe nuevamente a cada uno de los finalistas.
Los otros finalistas seleccionados son el Civic Space Park, diseñado por el despacho de arquitectura del paisaje AECOM, con el fin de revitalizar el centro de la ciudad de Phoenix.
The Bridge The Bridge provides a dynamic entry point for homeless persons to access multiple services in one centralized site in the south downtown Dallas area.
ARQUITECTURA / PROYECTO INTERNACIONAL/ ST. EDWARS´S UNIVERSITY
En Texas, Estados Unidos, Alejandro Aravena proyectó una residencia universitaria de 10 mil metros cuadrados pensada para resistir el clima desértico. La conexión con la topografía del lugar y las estrategias de diseño para ir gradualmente de lo público a lo privado.
Graciela Baduel.
gbaduel@clarin.com
¿Qué tienen en común una universidad de los Estados Unidos y otra chilena? En principio, un mismo arquitecto. Después de sus muy celebrados edificios para la Universidad Católica, la institución donde se formó y para la que proyectó la Facultad de Medicina, la Facultad de Matemática, las Torres Siamesas y la Escuela de Arquitectura, Alejandro Aravena enfrentó hace un par de años su primer encargo fuera de Chile: un edificio de residencias y comedor para la Universidad St. Edward’s, en Austin, Texas.
El resultado es un complejo compuesto por dos bloques de aspecto rústico, que convive sin estridencias con el paisaje desértico y los antiguos edificios del campus. El estallido de color, con rojos y negros contrastantes, quedó resguardado entre los muros interiores. Aravena y sus colaboradores se quedaron con el proyecto, que requería en el programa 300 dormitorios y comedores y servicios para los estudiantes, luego de un muy riguroso proceso de selección. Primero hubo una invitación a presentar un «RFQ» (Request for qualifications) y el estudio quedó seleccionado junto con otros cinco. Después de entrevistas con el Consejo de Administración de la universidad, la lista se redujo a tres finalistas. Entonces los funcionarios se tomaron su tiempo para visitar varios edificios de cada candidato y recién entonces se decidieron por la propuesta del chileno.
El punto de partida fue la similitud de las residencias universitarias con un monasterio. «Ambos tienen que ver con antiguas situaciones atávicas: dormir, estudiar y comer. Había que organizar una serie de células que se repiten y luego relacionarlas en otras piezas especiales, de mayor tamaño. En el caso del monasterio se trata de las celdas de los monjes y su relación con el refectorio y la capilla. Aquí todo era acerca de los cuartos, el comedor y los servicios comunes,» dicen los arquitectos en la memoria.
Para resolver la disposición de los elementos, optaron por trabajar en corte y no en planta: ubicaron las «piezas especiales» en el basamento, generando una base pública sobre la que dispusieron las áreas privadas (los dormitorios).
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