
Uno de los patrimonios de mejor agua que tenemos en este país son sus estaciones ferroviarias, una masiva colección de arquitecturas diversas que funciona como un catálogo de estilos y una demostración clara de qué simple era lograr arquitectura parlante. Es que en paradores, cruces, aldeas, pueblos, ciudades y metrópolis una estación de trenes es un lugar inconfundible. Para mejor, los ferrocarriles fueron por varias décadas un verdadero símbolo de tecnología y desarrollo, con lo que sus edificios se alzaron con la mayor calidad.
Luego se vino la noche y Argentina se encontró con un tendal de estaciones abandonadas. Las que seguían en actividad no tuvieron un mantenimiento apto y lo único que puede decirse es que menos mal que los privados no se hicieron tiempo y fondos para “modernizarlas” masivamente. Es que los casos en que lo hicieron, como el de la estación Villa del Parque del viejo San Martín, mostraron una estética de gomería suburbana, de las que piensan que dejar ladrillo a la vista y cargarse muros internos te da moderno.
Con el nuevo siglo hubo, sin embargo, un cambio positivo y comenzaron procesos de restauración de algunas de las grandes terminales. Así se recuperó bastante la del Mitre, en Retiro, y la fachada de la gran terminal de Once, una obra hecha con fiaca conceptual y el obvio mandamiento de gastar lo menos posible. Ahora se está avanzando con los arreglos de esa bella torta francesa que es la terminal del Roca en La Plata. El trabajo arrancó como se debe, desde arriba, con arreglos de infinitos techos, pintura de interiores y diversas limpiezas y mantenimientos. La terminal fue construida con el monumentalismo Bellas Artes que define a la capital bonaerense, por lo alto y con todo el simbolismo posible: la terminal mostraba que se llegaba a una gran ciudad. Los trabajos están prometidos para fin de año y habrá que ver cómo quedan los detalles, sobre todo por la irresistible tentación moderna a cambiar cerramientos.
desde Página/12 :: m2.





Debe estar conectado para enviar un comentario.