Se trata de una reconstrucción de la Jerusalén de hace 2.000 años en cuyo recinto se recrean pasajes y edificaciones conocidos del Antiguo y el Nuevo Testamento.
TIERRA SANTA ARGENTINA Escenario del parque temático cristiano de Buenos Aires - ABC.es
La isla de Mallorca se encuentra cada vez más cerca de acoger un parque temático cristiano, llamado Tierra Santa, después de que el ayuntamiento de Ses Salines haya aprobado el proyecto en un pleno municipal.
El parque está promovido por la empresa propietaria de un parque similar de Argentina y consiste en una reconstrucción de la Jerusalén de hace 2.000 años en cuyo recinto se recrean pasajes y edificaciones conocidos del Antiguo y el Nuevo Testamento.
Tierra Santa se instalaría en los terrenos de un jardín botánico existente ya en el municipio, el Botanicactus, y supondría una inversión de 20 millones de euros, así como la creación de unos doscientos empleos.
El alcalde del municipio, Bartomeu Lladonet (CxI), ha explicado que el municipio ha decidido apoyar este proyecto porque supondrá una importante inversión y un fuerte impulso económico para la localidad, que dispone de 3.400 plazas hoteleras.
El parque temático de Argentina, situado en Buenos Aires, se oferta en la web como «un lugar lleno de historia y de entretenimientos para disfrutar en familia», donde se puede pasar «una experiencia fantástica» en la que «el pasado y el presente se unen mágicamente».
www.tierrasanta-bsas.com.ar
Parque de Buenos Aires (Argentina) donde se puede visitar maquetas y reproducciones relacionados con el comienzo de la era cristiana.
La que desde años está considerada como la residencia más cara de España y una de las más exclusivas del mundo seguirá en manos inglesas. El hasta ahora propietario de Sa Fortalessa de Pollença, el británico John Ogden, acaba de vender la mansión a un compatriota. Sa Fortalessa es uno de lo lugares más emblemáticos del Mediterráneo. Está en la bahía de Pollença y se encuentra protegida por el cabo Formentor y una base militar. Un enclave de máxima seguridad que durante muchas décadas se ha contemplado como posible residencia de jefes de Estado y altos dignatarios.
La realidad es que Sa Fortalessa es algo más que una residencia, es una península de 87.000 metros cuadrados donde se ubica un histórico castillo, siete casas, un inmenso bosque y, entre otras muchas cosas, varias playas y calas privadas. Aparte están sus cuatro siglos de historia, las leyendas, y el papel que jugó en los años 20 como meca de artistas e intelectuales procedentes de toda Europa y parte del mundo.
Mansión de Lujo Sa Fortaleza en Pollensa - Lujo planet
La operación de compraventa la ha gestionado un bufete de abogados de Palma y ha sido registrada en una notaría también de la capital balear. Los datos de la operación no han trascendido ni tampoco se sabe qué uso hará el nuevo propietario de Sa Fortalessa. Se sabe que el comprador es una empresa española participada principalmente por un ciudadano británico. Las partes implicadas en la operación no han querido ofrecer ningún detalle sobre el precio de compra que pude rondar varias decenas de millones de euros y se han limitado a comunicar al Consell y al Ayuntamiento que la venta ya estaba firmada.
Siza, que obtuvo en 1992 el Pritzker, considerado el «Nobel» de arquitectura, inaugura esta serie con una casa que diseñó para una familia en Mallorca en un libro que recoge el proyecto desde los dibujos realizados por el autor en la fase de preparación, los planos de plantas, alzados y secciones, así como las maquetas y el trabajo fotográfico realizado por Juan Rodríguez.
El también portugués Souto de Mora pretende con esta colección elaborar un catálogo que pueda ser consultado por estudiantes de arquitectura, arquitectos y por el público en general y que cada obra sea analizada en sí misma.
El título de la serie, «One«, según ha explicado hoy Souto de Mora durante la presentación del libro en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, hace referencia a que cada entrega se dedica a una única obra, arquitecto, diseñador o fotógrafo.
Álvaro Siza, uno de los arquitectos portugueses más influyentes del panorama internacional y autor de edificios como la Facultad de Arquitectura de Oporto o el pabellón portugués de la Exposición Universal de Lisboa de 1998, ha explicado las dificultades a la que los estudiantes de arquitectura tienen que enfrentarse para encontrar trabajos con referencias claras de medidas y escalas.
Es una «frustración terrible», ha señalado Siza, quien ha recordado que se mostró encantado cuando Souto de Mora le propuso que la casa que había diseñado para Mallorca fuera la protagonista de la primera monografía de esta colección.
¿Qué le preguntaría un Pritzker a otro? La cuestión podría servir de arranque para un acertijo, quizá un chiste. No lo es. El Círculo de Bellas Artes reunió ayer a dos arquitectos portugueses galardonados con el premio, Álvaro Siza, quien lo obtuvo en 1992, y Eduardo Souto de Moura, el último en recogerlo.
Madrid – Gema Pajares
Ambos se han embarcado en un proyecto que presenta a través de una colección de cuadernos una obra singular de un arquitecto, desde sus bocetos iniciales y croquis (tan característica esa mano alzada del maestro luso en apuntes levísimos) hasta su resultado final, a través de las fotografías de Juan Rodríguez. Siza abre el fuego con una casa en Mallorca que levantó para la familia Fluxá. Le seguirán los cuadernos de Moneo y Le Cobursier. Juan Miguel Hernández León, presidente del Círculo de Bellas Artes, gran conocedor de uno y otro, no podía ocultar su satisfacción por la coincidencia de los dos arquitectos.
Tras la presentación Souto de Moura escapa para fumar un cigarrillo en la azotea (encenderá tres a lo largo de una entrevista tórrida –por el sol, no piensen mal–, y constantemente interrumpida por el paso de operarios): «Portugal tiene el techo muy bajo y cuando obtuve el premio sirvió como revulsivo para el país, una gran noticia después de tanta sequía. Bueno, y también levantó mi ego», explica sobre el conocido como «Nobel de la Arquitectura» en un casi perfecto español.
Habla con admiración profunda de don Álvaro, «maestro y mentor, de quien me asombra la manera en que trabaja. Es un hombre de enorme honestidad y perseverante, le admiro. El cariño hay que sentirlo, y yo no puedo matar al padre», asegura después de un par de caladas. Han trabajado juntos mucho, han compartido tanto o más, se conocen demasiado. Por eso cuando reúnen, que es con bastante frecuencia, no hablan de arquitectura, sino de fútbol, apasionados ambos del Benfica (y del Madrid), ahora un poco de capa caída. A los dos les espera un proyecto en el metro de Nápoles.
Círculo de Bellas Artes de Madrid - Darío Álvarez, mayo 2011
El Pritzker Souto de Moura dirige una serie de monográficos sobre viviendas
ELSA FERNÁNDEZ-SANTOS– Madrid
Casa en Mallorca es el título del primer número de One (Uno), la colección de libros que, dirigidos por el portugués Eduardo Souto de Moura, pretende recuperar la esencia de las publicaciones de arquitectura. Es decir, un libro en forma de cuaderno, con los pliegos del lomo a la vista, manejable pese a que en sus páginas están los dibujos, los alzados y las secciones del proyecto. «Un libro de arquitectura y un libro de fotografía», dice Souto de Moura recalcando el valor de la serie de fotografías (en este caso de Juan Rodríguez) que en un impoluto blanco y negro recogen, sección por sección, «el sentimiento de la obra». Un montaje gráfico que enfrenta a la casa teórica con la casa real.
Hace poco visité Mallorca después de algunos años y recordé una anécdota de mi etapa de estudiante de arquitectura sucedida en la isla allá por los noventa. Armados con la inocencia del aprendiz, cinco amigos (todos estudiantes de arquitectura de la Escuela de Madrid) nos dirigimos a Portopetro provistos de lápiz, cuaderno y cámara de fotos dispuestos a toda costa a inmortalizar la casa del danés Jørn Utzon a la sazón arquitecto de la ópera de Sidney.
Para los que no conozcan la zona hay que decir que se trata de un enclave paradisiaco de acantilados con casas que miran hacia el mar y a las que se accede, como en otras urbanizaciones, desde una calle anodina flanqueada por tapias y vegetación que impiden ver la arquitectura. Esto hace que por muy bien que se haya estudiado la zona, para las personas ajenas a la urbanización resulte difícil localizar una casa en concreto.
Y eso fue precisamente lo que nos sucedió. Tras una ardua búsqueda por fin localizamos la casa y nos lanzamos como fieras a por ella. Hicimos unas cuantas fotos, empezamos a percibir algunas diferencias en la estructura y en pequeños detalles como el remate de cubierta. Algo no cuadraba, parecía la auténtica pero nos extrañaba que el arquitecto hubiera consentido ciertas perversiones en aras de un mantenimiento aceptable de la edificación, o lo que es peor, de la comodidad. De repente uno de nosotros (no recuerdo bien quién) dio la voz de alarma revista en mano: ¡Esta no es la casa de Utzon!
¡Cómo podía ser! Estábamos seguros de hallarnos en el lugar indicado. Tras unos instantes de pánico descubrimos que unos metros más allá se encontraba la original aun más oculta por la vegetación, pero ya no había duda. ¡La habíamos encontrado!
El arquitecto español, que fue aprendíz del arquitecto danés Jorn Utzon, dijo que las obras en Porto Petro y S´Horta reflejan las virtudes de la arquitectura mallorquina.
Así lo dijo hoy Moneo en la presentación del libro «Utzon handmade«, dedicado al arquitecto danés recientemente fallecido, que tuvo lugar en la sede del Colegio de Arquitectos de Baleares, en Palma, en la que también intervinieron el arquitecto encargado de la publicación, Federico Climent, y la hija de Utzon, Lin Utzon.
Moneo resaltó el valor que tienen las dos últimas obras del artista danés, las casas mallorquinas de Can Lis (en Porto Petro) y Can Feliz (en S´Horta), porque su «belleza» y sus formas demuestran que Utzon aprendió «de las virtudes de la arquitectura mallorquina», al mismo tiempo que dan «una lección» de cómo construir en la isla.
Jorn Utzon, danés de 90 años, ha fallecido de un paro cardíaco
El arquitecto danés Jorn Utzon, artífice de la Ópera de Sydney, ha muerto hoy a los 90 años a consecuencia de un fallo cardíaco. Considerado uno de los arquitectos más importantes del siglo XX, Utzon había regresado hacía más de un año a Dinamarca después de haber residido varias décadas en Mallorca, donde dejó dos de sus últimas obras, Can Lis (1973) y Can Feliz (1994).
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