Góndolas navegando bajo los puentes de los canales de Venecia
Rincones de la ciudad y su laguna en los que descubrir las propuestas de la Bienal
ROBERTA BOSCO
Nunca como este año la oferta de los denominados eventos colaterales de la Bienal de Venecia ha sido tan amplia, variada y atractiva. Alejarse de los centros neurálgicos de los Giardini y el Arsenal para buscar la Bienal más oculta y secreta conlleva la doble ventaja de apartarse del bullicio y la multitud para descubrir rincones de Venecia ajenos al habitual recorrido turístico.
Es el caso de la Isla de la Certosa, donde se presenta una obra de John Gerrard para el pabellón de la Royal Hibernian Academy de Dublín, una proyección en pantallas gigantes de un paisaje virtual tridimensional, meticulosamente reconstruido por el artista a partir de imágenes reales. La isla, antaño refugio de los monjes cartujos y lugar de sepelio de los nobles venecianos, ofrece tranquilidad, paseos románticos y un exclusivo hotel de 18 habitaciones que acoge las intervenciones del proyecto Creative Rooms, que reúne las obras de artistas de diferentes tendencias y generaciones sobre el tema del silencio «como antítesis al ruido de los estereotipos cotidianos».
El silencio sorprende gratamente también al desembarcar en la Isla de la Giudecca, donde se ubican los pabellones de Palestina y Gales. El paseo vale la pena, sobre todo en el caso de Gales, que ha elegido una antigua fábrica de cerveza para estrenar una instalación audiovisual inédita de John Cale, cofundador con Lou Reed y Nico de los míticos Velvet Underground.
En tierra firme, la cartografía artística de la ciudad se ha enriquecido con un nuevo polo museístico en la zona de los antiguos almacenes de la sal, situados en la península de Dorsoduro. Allí se encuentran dos centros permanentes: la espectacular Colección Pinault, que ocupa el edificio de Punta della Dogana, reestructurado por Tadao Ando, y la fundación dedicada al pintor Emilio Vedova. Para esta última, el arquitecto Renzo Piano ha creado un montaje dinámico en el que las telas no se quedan quietas, pegadas a la pared, sino que, gracias a un sofisticado sistema robótico, se desplazan por el aire.
Como una proa que se yergue en el cruce del Canal Grande con el de la Giudecca –las dos grandes vías que surcan Venecia–, el nuevo Centro de Arte Contemporáneo de la Fundación Pinault en la Punta Della Dogana, (los viejos depósitos de la aduana) ha sido el eje de todos los comentarios a favor y en contra en estos días previos a la apertura oficial de la Bienal.
Nunca la democrática parada del «vaporetto» en iglesia de La Salute, frente a la plaza de San Marcos, se vio tan perturbada por lanchas taxis y gente glamorosa que subía y bajaba de las embarcaciones con vestidos Prada y bolsos Louis Vuitton.
«Me piace molto este Pinaultbourg», aprobó displicente uno de esos elegantísimos italianos con acceso irrestricto al nuevo espacio de arte contemporáneo que desde ahora tendrá a cargo el millonario francés François Pinault, cuyas inversiones cubren un rango tan diverso como la casa de subastas Christie’s, el Carrefour y la cadena de librerías FNAC. Su irónica alusión al Pompidou, que los franceses llaman familiarmente Beaubourg tiene que ver con que fue este centro el primero en priorizar la atención en el edificio más que en la colección.
Con el centro que se inauguró ayer en Venecia ocurre algo parecido. Por largos años en desuso, este edificio del Siglo XVI, magníficamente acondicionado por el arquitecto japonés Tadao Ando, vuelve a escena para convertirse en el «símbolo veneciano del nuevo milenio». Sus amplias salas de piedra y ladrillo centenario, con vista al Gran Canal, lucen magníficas debajo de las vigas de pinotea de la estructura original. En el interior, y ante la tremenda expectativa generada por la arquitectura, las obras, por último, empiezan a ser relegadas a un segundo plano. Podría decirse, por otro lado, que el conjunto de obras de la colección exhiben una singularidad: representan a la constelación de artistas estrellas pero no siempre sus obras más rutilantes.A la entrada, la muestra impacta con un caballo tamaño natural que incrusta su cabeza en uno de esos muros, obra emblemática del italiano Maurizio Cattelan. Más adelante una escena dantesca de los ingleses Jack & Dinos Chapman. Se trata de Fucking Hell (maldito infierno) una escena de guerra en miniatura. Diríase que un infierno de Bosch en registro contemporáneo que vale la visita por sí mismo.
Un niño de plástico observa asombrado la rana que sostiene en la mano derecha. Está allí, blanco, mirando la plaza San Marcos, ajeno a los turistas. Lo fotografían desde el vaporetto porque saben que será un nuevo icono, esta vez moderno, de Venecia, esa «señora» harta ya de que la consideren un parque temático de lo viejo.
El niño de la rana está en la punta del triángulo que forma la antigua aduana del mar reconvertida ahora en museo de arte contemporáneo tras una brillante intervención del arquitecto japonés Tadao Ando. Parece una escultura clásica, alejandrina, pero su autor es un artista californiano actual (Charles Ray), que ha tenido el privilegio de dejar su sello en la desembocadura del Gran Canal gracias al multimillonario francés François Pinault. Éste se mostraba exultante ayer en la presentación del nuevo centro de arte, que exhibe parte de su colección y que abrirá al público el sábado, víspera del inicio de la 53ª edición de la Bienal de Venecia.
Pinault, de 72 años, tiene que demostrar varias cosas estos días. En 2007 ganó el concurso convocado por el Ayuntamiento de Venecia, empeñado en darle vida a este antiguo edificio del siglo XVII, abandonado y casi en ruinas, que durante siglos fue aduana de mar. Competía por dotar al lugar de un nuevo museo con la Fundación Guggenheim, que aportaba un proyecto de Zaha Hadid, y las controversias fueron fuertes. Ayer, pues, era su día. Más importante incluso que cuando en 2006 presentó por primera vez su colección en el Palazzo Grassi de Venecia, antes emblema de Fiat y desde entonces propiedad de un hombre que comenzó siendo empresario de maderas y se ha retirado como dueño de un imperio que incluye desde Gucci a la FNAC pasando por un equipo de fútbol o la casa de subastas Christie’s. Este último aspecto, por cierto, justifica -más que su propia colección- que algunos medios consideren a Pinault la persona más influyente del arte contemporáneo.
Vista de la isla de San Giorgio Maggiore, en Venecia
Diez pistas para perderse plácidamente en este laberinto de canales, puentes y palacios, romántico y flotante paraíso sobre las aguas de la Laguna Veneta
NIEVES LLACA
Góndolas, vaporettos, mercaderes, máscaras de diseño e infinidad de puentes, con y sin suspiros. La ciudad de los canales por excelencia no sólo engatusa al viajero con su encanto y misterio, sino que se presenta asimisma como el epicentro del auténtico romanticismo.
La falta de inversiones pone en peligro la conservación de edificios y canales
La frágil y vieja metrópoli ha sido edificada sobre unos palos de madera, hundidos en el fango hace más de mil años. Sobre éstos, piedras y cemento sostienen palacios y casas, plazas y puentes. La madera ha resistido. Las piedras y el cemento, no. Hace una semana se desplomaron 30 centímetros de piedra que sostenían la base de una parada del vaporetto, en el canal de la Giudecca. El agua y el paso del tiempo son fatales para Venecia, que necesita ser restaurada los 365 días del año. Pero su supervivencia se ve amenazada por la falta de 53 millones de euros: brillan por su ausencia 17 millones de euros correspondientes al presupuesto del año pasado, a los cuales se suman 28 millones programados para afrontar la conservación de 2009. Todo ello es indispensable para la restauración de cimientos, canales, puentes y edificios.
La entidad municipal Insula se encarga de retocar las heridas que el agua provoca en las 117 islas que forman Venecia. Su director, Giampaolo Sprocati lanza la alarma: «No tenemos dinero para el futuro ni tampoco hemos recibido el correspondiente al año pasado. Estamos retrasando el pago de los trabajos ya realizados y para seguir adelante hemos tenido que recurrir a préstamos bancarios. La situación es dramática. Nos hemos convertido en una especie de bomberos: somos capaces de intervenir sólo en caso de emergencia». Si las cosas no cambian, se corre el riesgo de cerrar Insula, advierte el alcalde, Massimo Cacciari. Los efectos comienzan a sentirse. Cinco puentes en mal estado han sido cerrados y no se sabe cuándo volverán a funcionar.
Es como consecuencia de las lluvias y los vientos que azotan la región y que desataron una fuerte crecida del mar; las autoridades recomiendan no viajar al lugar por estas horas
Pese a que muchos critican el contenido de esta edición de la Bienal, donde abunda el arte y faltan edificios, destacan las propuestas de arquitectura.
«… Necesitamos arquitectura más allá de los edificios. La arquitectura debe ir más allá de los edificios porque los edificios no son suficientes. Ellos son enormes, inútiles acumulaciones de recursos naturales, que son imposibles de adaptar al continuo cambio que proponen las condiciones de la vida contemporánea. Peor, la mayoría de los edificios no son proyectados por arquitectos. Son el resultado de consideraciones económicas, todos ubicados juntos por fórmula, son el resultado final de negociaciones interminables. Por esta razón la mayoría de los edificios son espantosos, inútiles y un despilfarro. La arquitectura es belleza. Puede ubicarnos en el mundo de una manera que ninguna otra expresión artística lo puede hacer. Nos ofrece y da forma al fenómeno más precioso y lujoso del mundo moderno: el espacio …» Aaron Betsky, curador de la Bienal (de Arquitectura) de Venecia
ROMA.- El arquitecto español Santiago Calatrava propuso al Ayuntamiento de Venecia algunas modificaciones en el puente que proyectó en el Gran Canal, abierto al público el pasado día 11, para evitar que se sigan produciendo caídas y resbalones entre quienes lo cruzan.
Según informó la prensa italiana este fin de semana, desde la apertura de la pasarela se han producido múltiples resbalones y caídas y 10 turistas han tenido que ser atendidos en el hospital.
En una nota, el estudio Calatrava informó de que ya el pasado 23 de septiembre envió a los técnicos del Ayuntamiento de la ciudad de los canales un informe sobre cómo resolver estos incidentes.
FOTOGRAFÍA – Internacional – Vista del arco central del puente de Calatrava en el Gran Canal de Venecia (Italia) . La construcción del arquitecto español Santiago Calatrava conectará la estación de tren con el parking del Piazzale Roma.
Las críticas que han rodeado a la construcción del puente mueven al consistorio a abrirlo sin ninguna ceremonia
El Ayuntamiento de la ciudad teme manifestaciones ante el presidente Napolitano
Denuncian que el puente se va a inaugurar sin acceso para las sillas de ruedas
Venecia reniega de Calatrava Las continuas críticas por el puente del arquitecto valenciano han provocado que el ayuntamiento veneciano cancele la inauguración de la obra
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