Dicen que aquí cerró Cristóbal Colón los últimos flecos de su viaje a las Américas. Lo acogieron los monjes dominicos entre las paredes de este antiguo convento y en él se quedó hasta que puso rumbo al Nuevo Mundo. Mejor entorno no pudo elegir en tierras salmantinas, a orillas del río Tormes, en pleno Valle del Duero y entre hectáreas de castaños, cipreses y secuoyas, precisamente las más antiguas de Europa y las únicas inmersas entre viñedos.
Allí está la Hacienda Zorita, a apenas ocho kilómetros de Salamanca capital, uno de esos Hoteles del Vino(Wine Hotels) en los que el enoturismo cobra vida propia, y lo mismo se puede participar en un peeling corporal vinoterapéutico que degustar un menú maridaje, hacer senderismo, leer el periódico junto al río, disfrutar de un masaje con esencias naturales o conocer a fondo una bodega de crianza. Son las bases de Haciendas de España, un selecto club que integra el turismo de calidad con la enología y que, de momento, dispone de nueve proyectos en sus filas repartidos por todo el país. La sede central está en la Hacienda Zorita.
Lo que cuenta es el emplazamiento y, en el caso de ésta, el convento del siglo XIV sobre el que se asienta ha sido meticulosamente rehabilitado después de décadas sumido en el abandono y pasando de mano en mano. Hasta que en 2001 se convierte en uno de los Hoteles del Vino… y comienza la renovación. La materia prima ya estaba dada. Bastó convertir el almacén en el que se guardaba la harina en una bodega con 1.500 barricas de roble. Lo que más impresiona es su planta, que calca la estructura de la nao Santa María de Colón. Un guiño al descubridor.
La segunda de las bodegas se encaja dentro de la capilla de San Nicolás de las Viñas, donde toma forma el mejor caldo de la hacienda, el Durius Magister, entre obras de arte sacro del siglo XVII como las imágenes de San Nicolás o de la Virgen del Vino, que también existe. Al fondo de las 176 barricas se alza el retablo (realizado por el mismo autor que levantó el de la catedral de Burgos) y los vítores que conmemoran la visita del ex presidente chileno Ricardo Lagos o Juan Vicente Herrera, presidente de Castilla y León.
Beziers, en el bajo Languedoc, es de origen romano
En el extremo sur de Francia se ubica esta región que, por su situación, muchos comparan con un anfiteatro que mira al mar. Posee un largo litoral mediterráneo con playas arenosas que se extienden 180 kilómetros desde la frontera española hasta Camargue. El Languedoc es una tierra con fuerte personalidad y horizontes diversos.
Texto | Fotos: Pedro Madera
Los que disfrutan con las carreteras estrechas y los pueblos escondidos detrás de una curva tienen lugares míticos. El slow drive está de moda. El Languedoc es un lugar perfecto para nuestro propósito, a sus increíbles paisajes suma su ritmo tranquilo de vida. Este sitio hay que conocerlo sin prisas, paladeando cada reflejo del sol en el agua, saboreando cada destello en sus viñedos, degustando cada conversación con los lugareños… Un sitio donde volver es casi obligación.
La región de Languedoc–Rousillon se encuentra situada en el extremo sur de Francia y limita con los Pirineos, Andorra y España por la parte inferior; y con Provenza y los Pirineos Centrales al norte, hasta Auvergne. Por su situación muchos se refieren a esta región como un anfiteatro que mira al mar. Posee un largo litoral mediterráneo con playas arenosas que se extienden 180 kilómetros desde la frontera española hasta Camargue. El Languedoc es una tierra con fuerte personalidad, donde sus horizontes son tan diversos que la región no puede reducirse a un solo destino.
España es una potencia global en la nueva imagen del vino. Muchas bodegas han dejado de ser edificios agrícolas para convertirse en hitos arquitectónicos. Continente y contenido se alían para vender.
La verdad del vino sigue entrando por la boca. Pero se está convirtiendo en norma que las bodegas deslumbren la mirada. Hoy, el aspecto de éstas busca resultar tan revelador como la denominación de origen de sus vinos. La fiebre de las bodegas de vanguardia comenzó en España a principios de los noventa. Casi veinte años después, cuando la arquitectura se cuestiona la herencia del star system, los viticultores tienen opinión propia. Los vinos son otros, las bodegas se han convertido en reclamos turísticos y los empresarios manejan cifras que respaldan sus ambiciones monumentales.
Arquitectura del vino | Enoturismo Paisaje vital El arquitecto Gaspar Aragón analiza el impacto arquitectónico sobre el enoturismo y advierte de las «estridencias que rompen el paisaje rural».
Ysios, una bodega inconfundible donde la arquitectura del vino se adelanta al futuro. Laguardia, con su espléndido mar de viñas y surcos, ha sido el paisaje elegido por Iverus para acoger su nueva bodega. El rupturista diseño de Santiago Calatrava, el mítico entorno, la selección de las mejores cepas de La Rioja y la modernidad de los planteamientos convierten a Ysios en una bodega inconfundible donde la arquitectura del vino se adelanta al futuro.
La arquitectura del vino en Aragón Las empresas de vitivinicultura de Aragón se suman a las nuevas tendencias y convierten sus edificios en reclamos turísticos. >> En Somontano predominan los proyectos de diseño rompedor y en Cariñena abundan las bodegas señoriales de estilo aragonés.
CARLOS MÍNGUEZ EFE
Las cifras son todavía modestas -no más de millón y medio de personas al año-, pero el enoturismo, muy extendido y consolidado en Francia e Italia, o en el californiano valle de Napa, avanza imparable en España, el mayor viñedo del mundo. «Está en auge porque el vino está de moda y porque es un turismo muy emocional, experiencial», afirma, en conversación con Efe, Mónica Figuerola, directora general de Turismo de La Rioja, comunidad a la que el 70% de sus visitantes acuden atraídos por las excelencias de sus caldos y la cultura creada a su amparo.
El sector, como las administraciones públicas, ha sabido ver que el enoturismo puede ser, y ya es en muchos lugares, un negocio rentable, además de un plus añadido para dar a conocer mejor sus vinos e incrementar así las ventas, tanto dentro como fuera de España.
Madrid, 24 de julio de 2009.- La nueva sede de Bodegas Protos en Peñafiel (Valladolid) diseñada por Richard Rogers es uno de los proyectos finalistas que aspiran al premio RIBA Stirling. El galardón, instituido por el Royal Institute of British Architects (RIBA) está dirigido a edificios construidos en Gran Bretaña o en otros países de la Unión Europea siempre que hayan sido diseñados por estudios de arquitectura británicos.
La única bodega creada por el prestigioso arquitecto es un edificio formado por cinco grandes arcos laminados de madera sobre base de piedra que el jurado del premio ha calificado de «memorable».
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