The renderings for the massive modular complex for Brooklyn’s Atlantic Yard were revealed Friday by Forest CityRatner Developments. Designed by SHoP Architects, the 32 storey building will be the world’s tallest prefab and will look like stacks of volumes akin to a college campus. Although the prefab project will save on both cost and waste, the initially promised 17,000 jobs it would create has been somehow reduced to a paltry 190, amongst other disappointments.
Around 60% of the modular complex will be prefabricated, which will cut down on congestion, noise and pollution from the construction site. But what it also cuts down on is the promised union worker’s wages- from $85 an hour on the construction site to $35 in the less dangerous factory site, not to mention the aforementioned fewer jobs than initially proposed.
Another discrepancy from the 2006 plan is the size of the affordable housing apartments. The new construction report announced 130 studios, 180 one bedrooms and 20 two bedroom apartments, which differs from the original claim that 50% of the units would be 2 or 3 bedroom apartments. A percentage of each will still become affordable rental housing, but larger families counting on calling the new Atlantic Yards home will have to look elsewhere.
Through collaboration, successful architects are adapting their creative ideas and technical know-how to different cultures, climates, and disciplines. In addition, their research into the social, psychological, and biological sciences are helping them solve evolving programmatic needs.
This year’s Innovation Conference brings together design professionals who will demonstrate through specific case studies how they have effectively crossed boundaries and disciplines to increase their impact on the built environment.
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“Los arquitectos seleccionados son aquellos que han logrado carreras en sus respectivos países y que han sido internacionalmente reconocidos por sus esfuerzos”, explicó Julio Martínez, uno de los curadores asistentes de la exposición, que contará con trabajos de 10 países.
Organizada por la Escuela de Arquitectura del Instituto Pratt, la exhibición fue inaugurada el fin de semana pasado y permanecerá abierta hasta el próximo 30 de noviembre en la galería Robert H. Siegel, en el condado de Brooklyn.
La exhibición está dividida de acuerdo con las regiones geográficas en América Latina y mostrará las contribuciones de arquitectos contemporáneos al beneficio de sus sociedades mediante la construcción del entorno.
“El objetivo de la muestra es presentar e investigar América Latina como un lugar de gran significado histórico y de recientes desarrollos en arquitectura y paisaje urbano”, declaró Andrés Chávez, otro de los curadores de la exposición.
La Torre de la Libertad avanza a ritmo de un piso por semana con el objetivo de convertirse en el nuevo icono de los neoyorquinos.
Jaime G. Mora
La zona cero volverá a ser el punto más alto de Nueva York. Diez años después de los atentados que tumbaron las colosales Torres Gemelas, el corazón de la capital del mundo vuelve a latir. Una antena elevará a 1776 pies – 541 metros – los 104 pisos del World Trade Center 1, una cifra que rememora el año en que Estados Unidos se independizó de Gran Bretaña.
La que iba a llamarse Torre de la Libertad se encuentra en la fase final de su construcción. Avanza a un piso por semana –ya supera 80 pisos de los 104 que tendrá– hacia el punto más alto de Estados Unidos. Un nuevo icono para los neoyorquinos, que han vivido demasiado tiempo sin la instantánea del río Hudson atravesado por un rascacielos.
No será, no obstante, la única torre en el perímetro de 64.000 metros cuadrados vallado durante la última década. El proyecto del arquitecto Daniel Libeskind encontró el equilibrio entre la vorágine financiera y comercial con el patriotismo de EE.UU. Cuatro torres, ninguna por debajo de los 297 metros, unos cuatrocientos robles, un memorial y una majestuosa intercambiador rodearán dos estanques con cascadas donde antes se alzaban las Torres Gemelas.
Obama y Bush participan juntos en la ceremonia en Nueva York
Puede ser el último homenaje a los muertos con tanta fanfarria
El FBI reconoce ahora que el supuesto plan para atentar puede ser falso
María Ramírez (Corresponsal) | Nueva York
El Tributo a la Luz se realiza cada año para recordar a las casi 3.000 personas que murieron en los atentados contra las Torres Gemelas. (AFP) Clarín.com
Los Príncipes de Asturias han asistido al acto de homenaje a las víctimas del terrorismo organizado por la embajada estadounidense en el Parque Juan Carlos I de Madrid, donde se ha inaugurado simbólicamente un bosquecillo de 10 robles americanos.
Durante el acto, Don Felipey Doña Letizia han colaborado simbólicamente en la plantación de esos 10 árboles, uno por cada año transcurrido desde los atentados en EEUU.
NASA - La ciudad de Nueva York durante los atentados del 11-S y tomada por el astronauta Frank Cultberson desde la Estación Espacial Internacional. EFE / ABC.es
El astronauta Frank Culbertson, el único estadounidense ausente de la Tierra durante los atentados de 2001, captó con su cámara la humareda del derrumbe de las Torres Gemelas en Nueva York.
The events of September 11, 2001 changed the lives of so many people around the world. In the years since that day, thoughtful online efforts have provided an outlet for grief, for learning and a means for healing. Virtual spaces have helped us to remember the victims and honor the courage of those who risked their lives to save others.
In the decade following the tragic events of September 11, 2001, the redevelopment of the World Trade Center site took many turns while the rest of the city underwent a building boom.
The Rebirth of the World Trade Center (and New York) Timeline 2, Architectural Record
Postulan que se utilizaron aviones teledirigidos para impactar las torres y que un misil golpeó al Pentágono y no una aeronave, entre otras cuestiones.
«… Sea como fuere, el choque de los aviones no permite explicar la caída de un tercer edificio, conocido como la Torre 7, que no se inclinó, sino que se desmoronó sobre sí misma. La pregunta ya no es si fue dinamitada, sino si existe alguna otra hipótesis para su derrumbe.
Un documento exclusivo del New York Timespublicado el 4 de noviembre de 2001 analiza: «El World Trade Center, que se creía era un blanco civil, escondía un blanco militar secreto. Quizá miles de personas murieron porque servían, sin saberlo, de escudos humanos. La Torre 7, aunque quizá también otros edificios y los sótanos, escondía una base de la CÍA. «…»
No se sabe qué produce más vértigo, si el fulgurante ascenso hasta el piso 102 del Empire State o la escalofriante idea de pensar que el gigante fue construido en poco más de once meses, ante los ojos atónitos de millones de neoyorquinos que lo vieron crecer por encima de su hermano “pequeño”, el Chrysler Building, con quien libró una carrera inaudita hacia el cielo en medio de la Gran Depresión.
Ahora, a la altura del piso 80 y con motivo de su 80 cumpleaños, el Empire State nos invita a hacer una pausa… “¡Atrévete a soñar!” da título a la exposición que nos sumerge en la construcción más trepidante en la historia del siglo XX, gracias al sudor de 3.400 trabajadores que fueron capaces de levantar hasta cuatro pisos por semana.
“Podrán construir más alto, pero difícilmente más rápido”, asegura Jean-Yves Ghazi, director del observatorio. “Durante más de cuarenta años, fue el rascacielos más alto del mundo, y por más que lo superen, no habrá otro edificio más icónico en el planeta. La conexión emocional con la ciudad sigue siendo instantánea… Nueva York es impensable sin el Empire State, y viceversa”.
Aquí tenemos las fotografías hasta ahora inéditas de la construcción, ocupando las ventanas del piso 80 como daguerrotipos en blanco y negro de otra época. Aquí vemos también los diarios de construcción, con casi 500 camiones dejando a diario su preciada carga de acero (57.000 toneladas), ladrillos (10 millones) o cables telefónicos (seis millones). También podemos apreciar el crecimiento del gigante, piso a piso, semana por semana…
El edificio Empire State (en inglés: Empire State Building) es un rascacielos situado en la intersección de la Quinta Avenida y West 34th Street, en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos. Su nombre deriva del apodo del Estado de Nueva York. Fue el edificio más alto del mundo durante más de cuarenta años, desde su finalización en 1931 hasta 1972, año en que se completó la construcción de la torre norte del World Trade Center. Tras la destrucción del World Trade Center el 11 de septiembre de 2001, el edificio Empire State se convirtió nuevamente en el edificio más alto de la ciudad de Nueva York y el estado de Nueva York.
Statue of Liberty (Estatua de la Libertad) Patrimonio de la Humanidad — Unesco - Wikipedia
El Secretario de Interior, Ken Salarzar, ha anunciado que la Estatua de la Libertad cerrará, de nuevo, un año por reformas, según informa en su edición digital «‘The New York Times‘.
El rotativo neoyorquino destaca que el nuevo cierre se producirá tras haber permanecido cerrada durante tres años por reformas tras el ataque del 11-S para hacer las mejoras de seguridad reclamadas por elServicio Nacional de Parques.
El principal símbolo del llamado «sueño americano» y una de las mayores atracciones turísticas de Estados Unidos requiere una inversión de 27,25 millones de dólares para las nuevas mejoras de seguridad y después de la anterior inversión para reformar las vías de evacuación por valor de 6,7 millones de dólares.
No obstante, funcionarios no identificados por el diario explicaron que las reformas aún no podrán comenzar dado que no han sido completados los proyectos ni determinada la financiación de las obras.
El Empire State Building, el edificio más alto de Nueva York, cumple este fin de semana 80 años y lo hace como uno de los rascacielos más famosos del mundo, al que ascienden millones de personas cada año para ver desde sus azoteas las espectaculares vistas que ofrece de la Gran Manzana.
«En este importante aniversario, el Empire State Building celebra sus 80 años como símbolo internacional de la innovación y el ingenio«, aseguró el propietario del inmueble, Anthony Malkin, en un comunicado.
El que, según su dueño, es «el edificio de oficinas más famoso en todo el mundo» celebrará el domingo sus ocho décadas de vida, ya que el 1 de mayo de 1931 el entonces presidente de Estados Unidos Herbert Hoover presionó un botón desde Washington para inaugurar oficialmente este imponente rascacielos de estilo ‘art decó‘.
Con sus 443,2 metros de altura (antena-pararrayos incluida), levantar el que luego sería refugio del propio ‘King Kong’ sólo requirió 410 días, ya que en plena Gran Depresión el ritmo de construcción fue de cuatro plantas y media por semana, con siete millones de horas de mano de obra y40 millones de dólares de los de entonces de inversión.
Vista del Empire State - Wikipedia
El Empire Statees reconocido como un icono internacional del desarrollo económico del último siglo, pero también es el mayor comprador de energía totalmente renovable de Nueva York, ha albergado oficialmente más de 230 bodas y desde hace más de tres décadas organiza incluso una carrera que consiste en subir a pie 1.576 de sus escalones lo más rápido posible y que atrae anualmente a atletas profesionales de todo el mundo.
«Tras un proceso de modernización que necesitó de una serie de renovaciones revolucionarias -explicó Malkin-, el edificio ofrece experiencias sin precedentes para sus inquilinos y para los millones de personas que visitan sus observatorios cada año«.
Esa reforma requirió 550 millones de dólares, pero ahora supone un ahorro de 4,4 millones de dólares anuales sólo en costes relacionado con la energía que consume este mastodonte de 5.663 metros cúbicos de granito y piedra caliza, 10 millones de ladrillos, unas 7.000 ventanas y 730 toneladas de aluminio y acero inoxidable.
Después de que los atentados del 11-S destruyeran hace casi 10 años las Torres Gemelas y motivaran el cierre al público de emblemáticos enclaves turísticos como el precioso edificio Chrysler o la Estatua de la Libertad -a la que ahora se puede ascender de forma muy restringida-, el Empire State es uno de los más populares sitios de la ciudad para ver Nueva York desde arriba.
En los días más claros la visibilidad desde el observatorio, que abre todos los días del año en pleno corazón de Manhattan, es de 80 kilómetros, y desde allí se pueden ver hasta cinco estados del país: Connecticut, Massachusetts, Nueva Jersey, Nueva York y Pensilvania.
El Empire State está en el 350 de la Quinta Avenida, con sus 102 pisos que fueron antaño la admiración del universo, al ser el edificio más alto del mundo con 450 metros de altura.
“Hay dos elementos que el viajero captura a primera vista en Nueva York: la arquitectura “extrahumana” y el ritmo furioso. Geometría y angustia… No hay nada tan poético y terrible como la batalla de los edificios con los cielos que los cubren”.
La observación de García Lorca, allá por 1932, sigue siendo válida por los siglos de los siglos, por más que uno conviva a diario con los “gigantes”. Algo vibra, sin duda, cuando asciendes por encima del piso 30 y hundes la mirada en el vértigo de las calles y avenidas, y tiemblas sin remedio ante el Gran Cañón de cemento y vidrio.
“Bienvenidos a la racionalidad de la vida civilizada”, que diría Hipodamo de Mileto, el arquitecto griego que inventó la retícula urbana, llevada a la máxima exageración con las 155 calles y once avenidas numeradas de aquel Manhattan. Se cumplen ahora 200 años del plano cuadriculado que catapultó definitivamente Nueva York hacia ese futuro con aristas, el mismo que provoca fervores y odios entre quienes la habitamos y la padecemos.
“París me impresionó mucho, Londres aún más, y ahora Nueva York me acaba de noquear” (seguimos con Lorca).
Montaje de imágenes de la ciudad de Nueva York - images by Daniel Schwen , User:Sam67fr, User:Euske / Wikipedia
Allá por 1811, la ciudad era un enjambre más o menos laberíntico, no muy diferente de cualquier enclave del viejo mundo, por debajo de lo que hoy conocemos como Houston Street. Al “padre” de la retícula urbana, John Randel, le costó convencer a sus vecinos de la necesidad del tiralíneas para poyectar Nueva York hacia el norte. Más de una vez le lanzaron alcachofas y repollos en actos públicos, y en el alto Manhattan fue atacado por los perros de los indignados propietarios.
Pero su “visión” se impuso, en el nombre del orden y de la salud. La isla de las 400 colinas, el paraíso de los indios Lenape, pasó por un proceso de “reducción topográfica” que la dejó totalmente llana e irreconocible. Se dejó un generoso “oasis” cuadriculado en el medio (Central Park), pero en el resto de la ciudad campó a sus anchas del Espíritu de la Especulación, el mismo que con el tiempo tiraría de ella hacia el cielo.
Jaron Lanier es informático, artista y gurú de la cultura digital. En los 80, acuñó y difundió la expresión «realidad virtual«. Figura entre los 100 más notables de la industria tecnológica. Defensor del software libre, acaba de publicar You are not a gadget (Usted no es un gadget), un manifiesto en el que, ahora, advierte sobre las trampas y decepciones de la red.
Por: Por Franco Torchia.
El comienzo es simple: neoyorquino al 100%, a principios de la década del 80, Jaron Zepel Lanier elaboró una categoría novedosa, suficientemente elegante y muy prometedora: «realidad virtual«. Tenía no más de veintidós años. La fórmula era producto de sus investigaciones, por lo que su primer alcance terminológico se circunscribió al ámbito de los productos que comenzó a desarrollar desde la empresa que fundó por entonces, la primera en el mundo dedicada a vender «realidad virtual». Claro que semejante concepto fue provocando otras resonancias. Habría que decir, muy oportunamente, otras aplicaciones. Por ejemplo, avatar. Así, la historia de este científico, conferenciante, compositor y artista visual es, también, la suma de alusiones, referencias y desvíos que «lo virtual» y «lo real» acumulan en su derrotero semántico. Es la historia de Internet – o una parte considerable de ella -. La de sus conquistas y su expansión. Pero ahora, también, la de sus fracasos. Sus peligros. Y casi, casi, dirá Lanier, la de su amenaza.
El arranque de You are not a gadget(Usted no es un gadget) de Jaron Lanier incluye una advertencia: algo así como que «hay que ser alguien antes de compartir algo de lo propio con otra persona». Un énfasis enmarca todo el comienzo del libro, que recopila posts y artículos que el informático escribió en los últimos años, y que ya levantó polémica en decenas de blogs de Estados Unidos. En su página Web – cuyo ¿intencional? diseño remite a un estado primitivísimo de la red – Lanier puso a disposición la agenda de presentaciones del texto, en Inglaterra y Estados Unidos. Además, en el manifiesto, que ocupa las casi treinta páginas iniciales (y que se vende por separado en Amazon) un tono sentimental acompaña un contenido básico, como cuando el autor dice que las palabras del libro fueron escritas por una persona y no por una computadora. En varias entrevistas, Lanier ha insistido en que ese discurso elemental responde a sus verdaderas intenciones. «Es a Usted, a la persona, rareza entre mis lectores, a la que espero encontrar», insiste.
Lanier Básico
Nació en Nueva York el 3 de mayo de 1960. Es informático, compositor, artista visual y autor. Fundó, a principios de los años 80, VPL Research, la primera compañía de venta de productos de «realidad virtual», en la que desarrolló mecanismos para el cine, la televisión y la medicina. Luego, trabajó como desarrollador y asesor para varias empresas. En 2006 se doctoró en Tecnología en el Instituto de Tecnología de Nueva Jersey. Compuso una banda sonora para cine, y varias piezas de cámara y orquesta. Expuso sus pinturas y sus dibujos en galerías de Europa y EE.UU. y en 2005 fue seleccionado por las revistas Prospect y Foreign Policy como uno de los 100 intelectuales más influyentes del mundo. Escribió para Wired, The Wall Street Journal y Discover entre otros medios.
Jaron Lanier, uno de los popes de Sillicon Valley de los 80 y pioneros de la realidad virtual, acaba de publicar un manifiesto en contra los que ven al Internet como un Dios emergente o una nueva utopía social. «You are not a Gadget» es un tratado de humanismo cibernético que nos obliga repensar lo que cada día damos más por sentado.
Es uno de los padres de la realidad virtual, se hartó de lo que él mismo ayudó a crear y escribió un libro. En No somos computadoras, dice que la web se convirtió en una criatura sobrehumana.
Nadie quiere a Jaron Lanier. Quizá sea por sus rastas (o dreadlocks, como les gusta decir a los seguidores del movimiento rastafari). O por su prepotencia neoyorquina. O, tal vez, por la costumbre de tocar el laúd árabe (el oud) a altas horas de la noche. Nadie lo quiere porque este músico y programador pionero de la cultura digital, aquel que parió casi literalmente la realidad virtual en los 80, hace aquello que no abunda en Silicon Valley: piensa (más allá de los negocios y del número de seguidores en Twitter), critica, cuestiona. Y, al hacerlo, enoja. Mucho.
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