ARQUITECTURA / CONSTRUCTORA SAN JOSE S.A
El emblemático Teatro Colon, vuelve hoy a nacer. Constructora San José S.A. (CSJ) tuvo a cargo los trabajos principales para devolverle el esplendor a su Sala, recuperando además su acústica. Un equipo interdisciplinario de técnicos y artesanos realizó los trabajos de restauración y puesta en valor. Después de cuatro años de intensa actividad, el Teatro Colón reabre sus puertas con la ventaja de desplegar toda la tecnología constructiva del siglo XXI, en una envolvente de estilo manierista del siglo pasado.
El arquitecto Jorge C. Pignataro, Gerente de Proyecto de la Constructora San José, describió el alcance y desarrollo de los trabajos recientemente finalizados, destacando la importancia de una labor donde cada uno de los profesionales intervinientes dejó plasmada su especialidad, en el rescate del edificio. La tarea desarrollada fue intensiva y minuciosa. Los responsables de CSJ tuvieron que trabajar a partir de una situación de gran deterioro y falta de mantenimiento del edificio, sabiendo desde un principio que toda la intervención debía respetar la esencia de la obra. La consigna era devolver a todos los argentinos esta joya de la arquitectura con todo su esplendor, pero al mismo tiempo sumarle tecnologías actuales.
El arquitecto Jorge Pignataro hizo hincapié en el proceso de puesta en valor pues, si bien se trata de un proyecto del Siglo XVIII, la restauración sigue los conceptos del XXI. Haciendo referencia a la historia, el arquitecto Meano escribió en la presentación del proyecto lo siguiente: «el Teatro Colón no tiene un estilo concreto y único por ser muy Manierato, ha adoptado caracteres generales del Renacimiento Italiano, alternados con la buena distribución de la arquitectura alemana, y la gracia de variedad, y bizarría de ornamentación propia de la arquitectura francesa».

El compromiso de CSJ fue respetar estrictamente la acústica, la estética, los materiales y la disposición originales, la esencia del edificio debía estar presente en cada decisión. «Cuando recibimos el edificio –explica Pignataro–, comprobamos que el deterioro era muy avanzado: tanto la sala, los palcos, los deambulatorios, los baños, las escaleras y ascensores mostraban la falta de mantenimiento de años». Las instalaciones estaban caducas, eran además de insuficientes y peligrosas. Por ejemplo, la instalación eléctrica tenía cables de goma y tela que se distribuían por dentro de los conductos de aire; tampoco existían instalaciones de detección de incendio. Los sanitarios estaban prácticamente fuera de servicio, y sus cañerías tapadas o destruidas por la corrosión: además, el acondicionamiento de aire era indiscutiblemente deficiente.
Según Pignataro, el Teatro Colón era un paciente grave «en estado de coma y, si bien su corazón aún latía, tenía todas sus arterias tapadas, su cuerpo envejecido, todos sus sistemas estaban gravemente afectados. Hubo entonces que realizar cirugías profundas para restablecer sus arterias, recuperar sus signos vitales, devolver lozanía a su cuerpo y finalmente recuperar la estética de su juventud, volviéndolo a la actividad con todo su esplendor».
vía Restauro y puesta en valor de la sala del teatro Colón.
Grandes oportunidades
Berto González Montaner. Editor jefe ARQ
Llegó la fecha tan esperada. Los 200 años de la Revolución de Mayo. Una fecha que además, para la arquitectura nacional, tiene un significado especial. Al primer centenario se llegó con un país pujante enmarcado por una impresionante cantidad de obras de embergadura que dibujaron definitivamente la identidad de la ciudad. Entre ellas, en 1908 se inauguró el Teatro Colón. Hoy, 102 años después, luego de casi 10 años de obras, esta magnífica fábrica de producción teatral está nuevamente a punto.
Detrás de los muros cargados de prestigio, el Colón guardaba insospechadas sorpresas. Mederico Faivre cuenta que el teatro tenía un «buen lejos», pero en realidad había zonas de una fragilidad increíble, algunas soluciones originales no entraban en el más elemental manual del constructor… Después de todo, a esta maravilla la construyeron seres humanos. Sí, de otra época, pero no por eso exentos de los mismos vicios y virtudes que los constructores y profesionales de hoy. No obstante, el resultado fue una pieza icónica de nuestra arquitectura.
Luego de esta profunda intervención, los muros de nuestro coliseo mayor recuperaron el antiguo esplendor; la acústica, a pesar de los pronósticos agoreros, está intacta y sigue siendo de las mejores del mundo y toda su infraestructura, la compleja maquinaria escénica y las áreas destinadas a los artistas fueron renovadas completamente.
La nueva sala del teatro Colón
Cómo se hizo la actualización tecnológica y estructural sin afectar el sonido.
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