
En las urbes españolas proliferan los bancos y farolas reciclables
ANATXU ZABALBEASCOA – Madrid –
En 1995 Miguel Milá diseñó una versión del banco romántico de toda la vida. En lugar de las varillas de madera pintadas de verde puso lamas desnudas de mayor grosor y sustituyó la antigua fundición de hierro por aluminio, que se conserva mejor. Además, el nuevo banco era ergonómico, se adaptaba al cuerpo, era antivandálico y se mostraba atento a los cambios sociales: hacía hueco a los solitarios, permitía contemplar el paso de la gente en butacas individuales.
Durante años, muchas ciudades del mundo, de Buenos Aires a París y Londres, han instalado ese banco en sus calles. Pero la empresa que lo produce, la española Santa & Cole, no ha dejado de darle vueltas a cómo mejorar lo que parecía perfecto. En 2002 consiguieron el certificado FSC, que asegura que la madera empleada en la construcción de los asientos procede de bosques en los que se planta cuanto se tala.
desde Las ciudades también quieren ser sostenibles · ELPAÍS.com.
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